Aparte de las más conocidas variedades de cannabis, índicas y sativas existe otra llamada rudelaris. Esta subespecie crece en zonas muy frias como el centro de Europa, Rusia y Asia Central, por lo que, para no morir de frío y poder seguir su ciclo normal ha evolucionado de forma que en tres meses de vida es capaz de haber generado las semillas. El problema que tiene esta planta es que sus niveles de THC no llegan al 0.5%. Esta rapidez en su cultivo llamó la atención de los bancos de semillas que intentaron aportar los genes de la rudelaris a sus plantas y crear las autoflorecientes, con el objetivo de que los cultivadores de exterior pudieran hacer varias cosechas al año, en vez de limitarse al acostumbrado periodo de marzo a octubre, podrían en el mismo tiempo hacer tres cosechas. La pega es que la genética de la rudelaris también aporta una disminución de potencia y producción, pero, de todas formas, el hecho de poder hacer tres cosechas compensa, no triplican la producción anual pero, al menos, la duplican.
A los cultivadores de interior todo esto nos da igual. Nosotros, como podemos cambiar el fotoperiodo a voluntad, ya recogemos la cosecha a los tres meses y buscamos la máxima producción. No nos interesan plantas que produzcan menos en el mismo tiempo. Otra pega es que estas plantas necesitan siempre un fotoperiodo de 20/4, con lo que el gasto de energía en interior es considerable.
Un saludo