PSICOTERAPIA USANDO LA RAZON (IV) La infancia

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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Près de la France
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Este tema trata de la influencia de nuestra infancia en el desarrollo de nuestra personalidad y de nuestra conducta, en el tema que nos viene ocupando en los tres capítulos anteriores sobre la psicoterapia.

Conocí a Pili hace unos años, cuando ella tenía 27; estaba casada desde hacía dos años y ya había tenido a su primer hijo. Desde que lo tuvo, se sentía triste, deprimida, ansiosa, incapaz, con un gran sentimiento de inferioridad. Cuando se quedaba sola se repetía que nunca sería una buena madre ni una buena esposa y se echaba a llorar frecuentemente, sin motivo aparente.

Su esposo, que la quería con locura, intentaba consolarla, pero sin éxito, ya no sabía qué hacer para poder ayudar a su mujer a luchar contra esos sentimientos de culpabilidad y de inferioridad.

La madre de Pili había sido una madre hipercrítica, que había reprendido a su hija con frecuencia y ante el menor error, rechazándola con frecuencia porque no estaba conforme con la forma de ser de su hija.

Pili no tardó mucho tiempo en autoconsiderarse como una persona mala, incompetente, inferior y despreciable, volviéndose tímida y medrosa, rehuyendo participar en las actividades normales de las chicas de su edad y cediendo ante cualquier dificultad, rehuyendo las responsabilidades, por lo que cada vez se volvió más incompetente e incapaz de realizarse a sí misma.

Pili estaba convencida, al igual que la mayoría de la gente, de que sus sentimientos depresivos provenían del hecho de que su madre la hubiese rechazado tan injusta y neciamente cuando era niña.

De ser cierta esta afirmación, ¿cómo se explica que NO TODOS LOS NIÑOS QUE SE HAN VISTO RECHAZADOS TERMINEN EN LA NEUROSIS?

Cualquiera de nosotros conoce a alguien que ha pasado dificultades siendo niño y ha superado tal trauma en la edad adulta.

Por lógica, pues, no se puede concluir que el rechazo de su madre fuera LA CAUSA DE LA DEPRESION de Pili. Sin duda que ese rechazo no ayudó precisamente a su desarrollo personal y emotivo, no pudo ser, en todo caso sino LA OCASION del desarrollo en su espíritu de una serie de IDEAS LIGADAS A AQUEL RECHAZO.

Pili había desarrollado muy bien estas ideas de rechazo y creía en ellas firmemente.

Estaba convencida de que LOS PADRES DEBEN SIEMPRE AMAR A SUS HIJOS, siendo una profunda injusticia que no los acepten o que los rechacen. Consideraba que, como su madre no la amaba y no la aceptaba, probaba que ella carecía de mérito alguno ya que, de tenerlo, habría sido amada y aceptada por su madre. Al no poder complacer o agradar a su madre, eso demostraba la carencia de méritos y de valores. Sus fracasos personales, consecuencia de la falta de confianza en sí misma, le persuadían de que valía muy poco o casi para nada.

La publicidad, la prensa, la información que recibimos, muestra a muchachas modelo que son alabadas por sus padres, en tanto la mediocre, la desafortunada, es objeto de regañinas y reproches.

Hacía ya cinco años que Pili no vivía con su madre, por lo que era evidente que no existía causa reciente para seguir atormentada por ideas no-realistas sobre sí misma, máxime cuando había cesado prácticamente toda relación entre ambas.

Si esas ideas aún habitaban en ella y seguía manteniendo la actitud que había adoptado años atrás ante el rechazo de su madre, era evidente que eso sucedía porque ella las venía alimentando en su interior, repitiéndose de forma inconsciente frases no-realistas.

Si lo pensamos friamente, sólo en realidad puede ser una persona agredida por otra de forma puramente física. Si recibo un puñetazo, me harán seguramente daño. Pero si me injurian, si me calumnian, me harán el daño que yo permita que me hagan, porque si me burlo de ellas y de quienes me insultan, o no los tengo en cuenta, no me afectarán en absoluto o apenas me afectarán.

Por lo tanto, si yo sufro por las opiniones que vierten los demás, no es por culpa de quiénes las emiten, sino de la importancia que dé yo a las mismas, permitiendo que me afecten. Es como si alguien pusiera un cuchillo delante de mí y yo lo tomase para agredirme a mí mismo, no puedo culpar a quien puso el cuchillo, he sido yo mismo quien lo ha utilizado en mi propia contra. No puedo impedir que otros pongan a mi alcance instrumentos, palabras, ideas o personas que puedan llegar a ser utilizados en mi contra, por ello no tengo por qué temerles, porque sólo yo mismo puedo utilizar todo ello en mi perjuicio, nadie puede agredirme moralmente o afectar a mis sentimientos si yo no lo permito.

Sin duda alguna que es difícil evitar no verse afectado por todas esas influencia exteriores, pero ello se consigue con esfuerzo; es mejor esforzarse en evitar las malas influencias que verse apuñalado por el cuchillo asido por uno mismo.

Se ha hablado mucho del "complejo de Edipo" que, según la teoría freudiana, este complejo nace del conflicto que siente el niño al verse impulsado biológicamente por su instinto sexual hacia su madre, sintiéndose culpable de esos deseos y detestando a su padre, que le parece un rival y quien, de enterarse de tales deseos, podría reaccionar de forma violenta contra su propio hijo, incluso castrándolo.

En la edad adulta, las consecuencia de ese complejo se manifiesta en el temor hacia las personas de más edad, como réplicas del padre temido. El adulto que no supere el complejo, pasará su vida rehuyendo a las personas mayores que él, o bien intentando conciliarse con ellas a través de su pasividad y halago, con tendencia a dejarse explotar y manipular por los demás.

De ser cierto que el complejo de Edipo se produce de forma generalizada en casi todos los niños, ¿ello tendría consecuencia desastrosas en la edad adulta? Si un hombre que dejó la niñez hace ya algunos años continúa intentando conciliarse con su padre y sigue temiendo a las figuras materna y paterna, no es porque haya padecido el complejo de Edipo durante su niñez, sino que es porque en un momento determinado comenzó a creer y todavía cree en las ideas no-realistas de que "SI TENGO DESEOS SEXUALES HACIA MI MADRE, ESO ES ESPANTOSO, ES PRECISO QUE MIS PADRES ME ACEPTEN, PODRIA MI PADRE, CON RAZÓN, CASTIGARME".

Con estas ideas albergadas firmemente en el subconsciente y llegado a la edad adulta, un hombre tiene perfectamente transformadas sus antiguas ideas edipianas en un sistema neurótico perfectamente desarrollado.
¿Es preciso que un hombre de treinta años revise esos conflictos infantiles que fueron la causa de su actual neurosis? No necesariamente, más bien lo que ha de revisar son sus actuales IDEAS NO-REALISTAS que alberga en su interior. Por lo tanto, no es tan preciso un largo viaje por su subconsciente a través de interminables sesiones de psicoanálisis, cuanto que deje de creer en esas falsedades que aún residen en su espíritu.

Tiene que darse cuenta de NO TIENE NADA DE ESPANTOSO que un niño desee tener contacto sexual con su madre, que no es ni un crimen ni una vergüenza; tiene que darse cuenta de que, aunque sea deseable y útil que el niño reciba el cariño de ambos padres, SU PADRE NO PUEDE SER UN RIVAL TAN TEMIBLE, reemplazando dichas ideas no-razonables por otras más realistas, para poder superar su actual complejo de timidez, de culpabilidad.

Hay hombres que llegan a tener serias dudas sobre su identidad sexual, provocándoles este hecho ansiedad e inseguridad; la causa puede estar en un tercero, por ejemplo en un educador incompetente e incapaz que diga a un niño en el aula, delante de todos los demás, que parece una niña, o una muñeca, o expresiones similares. Puede suceder que el niño tome al pie de la letra la afirmación del educador y considere que quizás tenga razón y que no sea sino un homosexual.

Ese educador ofrecerá al niño LA OCASION para que vaya albergando en el futuro ideas y pensamientos no-razonable sobre sí mismo, que serán la causa de subsiguientes turbaciones. Ese niño, más adelante, alimentará sus pensamientos no-razonables, más o menos, de este modo:

1) Ser homosexual es algo espantoso, horrible, vergonzoso.
2) Si el educador lo dice, debe de tener razón.
3) Si soy una niña o una muñeca debo de valer menos que nada; soy un ser abyecto, vil y despreciable.

Frente a estas ideas no-razonables, nacidas por el nefasto mensaje del incompetente y necio educador, el niño debería haberse formulado estas otras:

1) Ser homosexual no es algo espantoso, horrible ni vergonzoso, si bien presenta en esta sociedad de prejuicios presenta muchos inconvenientes.
2) Si el educador lo dice, puede que sea cierto, pero, como no es infalible, puede que se equivoque, es simplemente su opinión, no la míal.
3) Aun suponiendo que tenga razón, el ser homosexual no significa que yo valga poco o nada, sigo siendo una persona y tan válida y respetable como cualquier otra. El valor de un ser humano no depende de sus características personales ni de su tendencia sexual, el valor depende y proviene tan sólo de ser un ser humano.

De albergar ese niño, antes o despúes, la segunda formulación, el adulto actual no se sentirá culpable ni padecerá trauma alguno por aquel hecho lejano.

Vemos, pues, cómo los acontecimientos acaecidos en la niñez no tienen por qué tener en la edad adulta más transcendencia de lo que la tienen los sucesos que nos ocurren a diario. El problema es que, como acontecen al principio de nuestra vida, nos ofrecen LA OCASION de seguir atormentándonos aunque hayan pasado ya muchos años desde que ocurrieron esos hechos. Ello, añadido a que en la infancia la capacidad de razonar está muy limitada, podemos aceptar a tan tierna edad ideas y valoraciones que hubiésemos rechazado de seguro en la edad adulta.

Si un ser humano adquiere, a la edad que sea, unas ideas cuyas consecuencias le hacen desgraciado, puede también, a base de esfuerzos y de lucidez, aprender a deshacerse de tales ideas y reemplazarlas por pensamientos más conformes con la realidad de las cosas.
 

dELURIAN

Cogollito
5 Octubre 2003
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juas, cuando era pekeño era gordo, no en exceso pues soy alto, pero molaba, porke siempre he tenido mucha imaginacion y siempre k algun mayor o alguien se metia conmigo, acavava riendome yo de el, juasjuas, la verdad pocas veces muy pocas se reian de mi sin k me riera yo mucho mas.........

zarbel, respecto al tema de la chica que planteas, de la de tener hijos, yo la plaico x ejemplo a mi novia, de pekeñita, su madre que es una tolai de la vida, la ha tratado de princesita k bonita k tal, i la verdad que lo unico que ha hecho es transformarla en casi una inutil completa, pone en donde has sacado eso, como intentar ayudar????????
saludos
 

zarbel

Cogollito
25 Agosto 2004
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A las personas que han sido mimadas y devienen inútiles a la edad adulta por la creencia de que deben ser amadas y aceptadas por todo el mundo hay que ayudarles a que realicen la confrontación con esa idea no realista. Que mediten sobre si es cierto que tienen que ser amadas por todos, porque un adulto no necesita ser amado o aceptado por todo el mundo, ni siquiera por una sola persona. El hecho de que sus padres la hayan mimado cuando era niña no significa que ahora tenga necesidad de seguir siendo mimada, ni siquiera por sus padres. El novio de esa chica mimada tendrá que afrontar la realidad, tarde o temprano, la vida puede llegar a ser un infierno con una persona que exija amor y mimos constantes. Nada de lo que haga ese novio terminará satisfaciendo la necesidad imperiosa de amor que puede exigir esa persona. Cuando sus padres falten, intentará suplir el amor perdido exigiendo aún más a las personas que la rodeen.
Lo dicho, ayudar a esa persona a que confronte que no es una idea realista el que deba de ser mimada, ni siquiera por sus padres.
 

dELURIAN

Cogollito
5 Octubre 2003
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jeje gracias, pero por amos que yo le de, no sera no....... porke por desgracia no soy muy romantico que digamos, es mas, soy bastante mas independiente, u lobo solitario.........aunke los que me conozcan diran, tu, el del show de truman, el de la mascara, lobo solitario??? jeje
saludos
 
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