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El dióxido de carbono es para las plantas como el oxígeno para nosotros. Se encuentra en el aire que respiramos en una
concentración del 0.03% al 0.04% (300 /400 ppm., partes por millón) aproximadamente, y las plantas lo usan junto
con el agua (H2O) y la luz del sol o la artificial para que, a través de la fotosíntesis, fabrique glucosa y oxígeno (éste
último como subproducto), que es la fuente de energía de las plantas. La clorofila que es el pigmento verde que da color
a las plantas, es también imprescindible para este proceso
El CO2 puede llegar a aumentar el doble el tamaño de las plantas de una atmósfera normal, y el cannabis admite
concentraciones superiores del 0.15% ó 1500 ppm. (5 veces más del contenido normal del aire de la atmósfera). Es
muy importante añadirlo en cultivos de interior, donde se necesita una aireación forzada para mover el aire en la
atmósfera interna y para que el CO2, que es más pesado que el aire, pueda ser absorbido por los estomas de las hojas,
con objeto de evitar que las plantas se estanquen en su desarrollo y disminuyan o paralicen las rutas biosintéticas.
Con un exceso moderado de CO2, también soportarán temperaturas más altas de las normales para amortiguar el
calor desprendido de las lámparas, a la vez que aumentará su capacidad metabólica y el rendimiento en general.
El CO2 aumenta considerablemente la eficiencia fotosintética de las plantas, con una mayor producción de
carbohidratos. En las horas de máxima insolación o calor de las lámparas, la aplicación del CO2 evita la paralización
vegetativa por deficiencias de este gas. Además, proporciona una mayor homogeneización del tamaño y
características de las flores con un incremento en el tamaño de los tricomas glandulares. La disponibilidad de altas
concentraciones de CO2 por la planta hace que aumente la superficie foliar de la misma.
Abonado ambiental de invernaderos y cultivos de interior con CO2.
La adición de Dióxido de Carbono (CO2) en la atmósfera de los invernaderos y cultivos de interior proporciona
excelentes resultados como hemos visto anteriormente.
En los invernaderos poco aireados y, sobre todo, en los cultivos de interior, es casi obligado mantener una fuente de
generación de CO2, mediante el uso de bombonas o tanques provistos de reguladores de presión, los cuales pueden
hacerse completamente automáticos con los accesorios necesarios (cronómetro, válvulas eléctricas, etc.). Hoy en
día, estos materiales son fácilmente asequibles, al ser de uso corriente en todos los bares para el consumo de cerveza
(se le denomina el ácido de la cerveza), en fábricas de refrescos con gas, por instaladores de aire acondicionado,
soldadores, etc. El CO2 también se genera por la combustión de estufas de butano o propano que a la vez calientan el
ambiente interior de los cultivos en los meses más fríos. Los productos químicos (pastillas de CO2, carbonatos),
levaduras, etc.
También son una fuente de CO2. Su uso se realiza desde una parte elevada, dejándolo caer sobre las cimas de las
plantas para aprovecharlo al máximo y no se desperdicie al depositarse en el suelo, por lo que siempre ha de ir
complementado con un ventilador que mueva el aire en el interior de los habitáculos. También se pueden introducir
pastillas de CO2, directamente al sustrato para que sea absorbido por las raíces, pero podría afectar al pH del suelo
seriamente. En contacto con el agua se convierte en anhídrido carbónico, y puede hacer descender el pH hasta límites
prohibitivos. No obstante, hay que señalar que desconocemos los resultados de estas pastillas de CO2 que se están
comercializando en la actualidad.
Los niveles de 3000 ppm, de CO2 inhiben el intercambio de gases por los estomas (aceptan CO2 y expulsan Oxígeno),
así como la síntesis de carbohidratos y clorofilas, debido principalmente al cierre de los estomas ocasionado por una
brusca bajada del pH en su interior.
Niveles óptimos de 1.000 ó 1.300 ppm (0.1 y 0.13%), pueden llegar a aumentar el desarrollo en general de la planta
hasta un 100%.
Para una dosificación correcta desde una bombona, es necesario un regulador-controlador de CO2 que indica los
niveles constantes de gas en la atmósfera. Este regulador se activa abriendo la válvula cuando los niveles decrecen, y
se cierra cuando se sobrepasan los límites establecidos. Estos aparatos se comercializan en tiendas especializadas.
Los niveles o porcentajes del CO2 necesario para un cuarto de cultivo, se hallan calculando los metros cúbicos totales
(m3), multiplicados por la cifra constante 0.0015. El resultado nos dará el volumen de CO2 necesario para alcanzar
un nivel de concentración correcto. Este volumen de gas adicional esta calculado para que se sume al habitual de una
atmósfera corriente.
Ejemplo: Un cuarto de 2metros de largo por 1.5 de ancho y 2.5 metros de alto, tiene un volumen de 2 x 1,5 x 2,5 = 7,5
m3. Este volumen lo multiplicamos por la constante 0,0015, y nos da como resultado 7,5 x 0,0015 = 0,01125 m3
de CO2 necesarios para un cuarto de 7,5 m3. Estos 0,01125 m3 los podemos convertir a litros multiplicando por
1000 y nos da un resultado de 11,25 litros de CO2 que equivalen multiplicando otra vez por 1000 a 11250 cm3
de CO2, con objeto de que coincidan con las distintas medidas de los relojes reguladores.
En los lugares en los que no haya un dispositivo automático de medición de CO2 se suele liberar el volumen necesario
de gas después de ventilar el habitáculo, haciéndolo caer sobre un ventilador interior que lo distribuye, siempre con las
puertas y ventanas cerradas. Cuando funciona el extractor para liberar calor, también eliminará el CO2 atmosférico y
habrá que soltar gas otra vez después de un periodo de funcionamiento determinado. Esto se hará algo complicado, ya
que dependemos mucho de la temperatura interior.
Por otro lado, un extractor invertido favorece la entrada de aire fresco renovado del exterior, por lo que convendrá
ajustar la adición de CO2 del tanque tan sólo cuando no funcionen ni el extractor del aire interior, ni el intractor del aire
fresco del exterior. En estos intermedios se permite la salida de CO2 de la bombona con la cantidad apuntada en el
caso del ejemplo (11,25 litros).
La salida del CO2 tiene que ser lenta y continua y se hace muy necesaria una válvula automática de apertura y cierre
para no perder el gas al entrar o salir del habitáculo.
Otros cultivadores, imposibilitados de una ventilación apropiada, suministran constantemente gas, en periodos
intermitentes, a una media de 11,25 litros/hora, para las medidas del ejemplo, bien durante todo el día o sólo mientras
las luces se encuentran encendidas. Esto no quita la necesidad de airear el cuarto de vez en cuando para aliviar el
calor. Asimismo, los cultivadores pudientes, en épocas que el calor es muy alto, utilizan la misma media anterior de
volumen continuo durante las 24 horas del día, funcionando al mismo tiempo junto a los ventiladores y extractores,
para que no se alcancen valores acumulativos de CO2 tóxicos.
En los cultivos hidropónicos conviene regular más a menudo el pH del agua, ya que el CO2 en contacto con el agua se
convierte en ácido carbónico como hemos dicho antes y bajará el pH rápidamente. Una buena oxigenación del sistema
hidropónico compensara los excesos y defectos del CO2.
El uso de un burbujeador permite también el control de salida de CO2, pudiendo hacer un cálculo para una media de
volumen para 1 m2 de 100/150 burbujas por minuto, siempre dependiendo de la temperatura y el número de plantas.
El aparato se realiza con una botella, tubo de ensayo o cualquier recipiente transparente y un tapón de corcho o de
goma con dos agujeros por los que se hace pasar dos tubos, uno proveniente de la fuente de CO2, y otro de salida al
exterior del habitáculo por encima de las plantas.
Algunos cultivadores, cuando diseñan o montan sus cuartos o armarios de cultivo sin fuentes de CO2, se obsesionan
con los extractores de aire, que sólo ayudan a sacar algo de aire viciado de la atmósfera del habitáculo, pero con esto
no basta. Es necesaria una fuente para introducir aire limpio y fresco que renueve el oxígeno y el CO2, a la vez que
modere la temperatura del ambiente cargado y saturado.
Un extractor invertido o un pequeño ventilador de ordenador que introduzca aire limpio y constante desde el exterior,
apoyado por otro ventilador doméstico que lo remueva interiormente, ofrecen una perfecta combinación. El ventilador
interior sirve tanto para distribuir el CO2, fortalecer los tallos y el ramaje, como para regular la humedad ambiente y
refrescar, haciéndose imprescindible en este tipo de cultivos. La ubicación del ventilador o extractor invertido que
introduzca aire del exterior, debería situarse en lo más alto del habitáculo. El extractor convencional queda en un
segundo plano y puede instalarse enfrentado a una altura similar o en cualquier otra parte del conjunto. Si se dispone
de un ventilador convencional como apoyo para remover en el habitáculo el CO2 que contiene el aire, la admisión puede
colocarse en la parte de inferior del cuarto y el extractor en la parte superior.
Saludos.