Todos tenemos una mente que usamos irremediablemente.
No podemos optar. La usamos como un mandato de nuestra condición de estar vivos.
Pero la mayoría está esperando que el Dr. Mister Harvard Oxford les diga como es eso,
de que se trata, como es que la está usando.
Y ante cualquier intento de sugerencia de que se puede observar y llegar a conclusiones
propias, se desestima, con distintos argumentos que provienen de la escolaridad en los
institutos en los cuales el Dr. Mister Harvar Oxford es el que determina la información,
e incluso se ha asegurado de enseñar un protocolo para la búsqueda e incorporación de
información nueva.
Claro que hay disidentes, que aseguraran que el Dr. Mister Harvard Oxford es un farsante,
que se equivoca y que tiene malévolas intenciones ulteriores.
Y nos dirán que en realidad es el Sr. Fakín Aláman Bolche Chino Nuevaera de Religión el que
tiene la razón, y nos dará todos los argumentos para instaurar el debate.
He ahí expuesto el mecanismo de la mente, esa “cosa” que se manifiesta en nosotros como
su resultado: “la corriente del pensamiento”, la “razón”, el “diálogo interno” o como queramos
llamar a ese producto, el rollo mental que tenemos y podemos observar. Este rollo es bastante
complejo, tiene distintos niveles, lineas paralelas, actúa en varios planos, depende en mucho
de como ha sido entrenado y de las características personales de cada uno, pero podemos
resumirlo en su producto verbalizado: esto es el “rollo” puesto en palabras, desarrollado en
forma sintáctica.
Este mecanismo es una herramienta perfecta de sobrevivencia, una computadora personal que
trata datos de manera increíblemente compleja y veloz para nuestro beneficio práctico.
Jamás se equivoca. Los errores que surgen no son errores de cómputo, sino errores en el ingreso
de datos, o en la aplicabilidad de su uso en el área perceptual que se aplica.
Para empezar, no se entiende a sí misma. Por mas que quiera, cuando trata de definirse, va a caer
en errores de significado. Cuando mas arreglada y perfecta la teoría que sostiene acerca de sí misma, mas equivocada. Pretender entender a la mente con la propia mente, y por consiguiente
lograr un producto verbalizado de sus conclusiones, es como responder a la pregunta: ¿quien nació
primero, el huevo o la gallina?
Para entender a la mente tenemos que forzosamente entrar en el territorio desconocido del entendimiento sin palabras, la conciencia. Es desconocido por definición, no porque no se conozca
o sea algo raro, es desconocido porque no se puede formular lo que ahí se sabe, porque escapa a
lo que la mente en tanto razón puede tratar.
La mayoría de las historias y leyendas de la humanidad, que incluso han devenido religiones y
sistemas de creencias al ser tratados literalmente, son simples matrices sintácticas para dejar
ver en su desarrollo aspectos perceptuales y de sí misma que la mente no entiende.
No se puede formular pero si se puede comunicar lo que se observa, como poner ahí la percepción,
como hacer de esto algo práctico, con resultados concretos en la vida.
El camino para llegar a eso pasa por la “desidentificación de la mente”, algo que tiene un propósito
práctico, y que no tiene nada que ver con negar o evitar los contenidos mentales.
Cuando observamos la corriente del pensamiento, una práctica que está en el inicio de todo, lo hacemos poniendo nuestra atención en la conciencia, es decir, observamos desde la conciencia,
pero en cuanto queremos formular lo que observamos, estamos otra vez identificándonos con la
mente. Por eso es un trabajo arduo, que aunque fácil, realmente conlleva un poco de fuerza interior.
Se trata de alcanzar un equilibrio perceptual para lograr usar la atención de una manera especializada, distinta a como estamos acostumbrados. Debemos entrenar a la atención a estar en dos lugares a la vez, logrando una continuidad doble, por así decirlo.
Ahora, volvamos al inicio. ¿de que está hablando este pinta? Eso es filosofía, o psicología, o newage, está loco, un poco pirado, se fumó uno, le gusta joder, etc, etc.
Esa es la actividad de la mente, etiquetar para extender el inventario. Frente a cualquier cosa que
no conoce, busca etiquetas conocidas, interpola y saca un resultado. Ese inventario es una colección
de ideas y creencias fruto de la experiencia personal, cultural, educativa, y de todos los factores y elementos a los que estuvo expuesto el individuo.
Se imponen desde el nacimiento, y alcanza madurez cuando el individuo logra identificarse con ella, esto es, se identifica con su mente, cree por completo y sin lugar a dudas que su ser y el mundo que lo rodea es idéntico al inventario que su mente armó, al que llama su YO, su “yo soy así” “las cosas son así” Da gracia ver a los que se burlan de las personas que hablan de sí mismos en tercera persona, pero no se dan cuenta que cuando dicen YO, están hablando de sí mismo en tercera persona también.
Tener un inventario es fundamental para la sobrevivencia, lo que no es necesario e incluso es nocivo
es ADORARLO. Adorar el inventario es lo que se llama “estar identificado con la mente”.
Para controlar a las personas identificadas con su mente, con su inventario, solo es necesario manejar los tags, las etiquetas que usa. Las estadísticas de marketing que proveen estrategias son
simples análisis de las etiquetas que usan las personas en tanto sociedad.
Es imposible para el individuo luchar contra eso, porque las etiquetas son impuestas por la propia
sociedad y cultura desde el nacimiento y validadas en la historia personal, esto es, su experiencia vital.
La única salida es “desidentificarse de la mente”, que en realidad es una estrategia perceptual, porque involucra la observación de la corriente del pensamiento, lográndose la percepción de patrones repetitivos basados en ideas y creencias irracionales y ataduras reactivas emocionales
fruto de experiencias de vida no resueltas.
Cuando se puede sostener la percepción sin identificarse con la mente, “eligiendo” cumplir o no
el mandato de las “etiquetas”, recién ahí se pude decir que se esta en condiciones de resistir los
intentos de Control Mental. Mientras Control Mental sea una etiqueta en tu inventario es un comando mas para manejarte.
¿De que está hablando este loco?
¿Vas a buscar entre tus etiquetas sacando algunas que tranquilicen a tu inventario?
¿O vas a observar como lo hace, porque, y que emociones involucra?
Tranquilizar el inventario, es una manera de hablar de la tendencia de la mente de buscar una
respuesta y el estado de descanso que obtiene cuando lo logra, es decir cuando llega a un resultado,
sea este correcto o falso o transitorio.
La mayoría de las herramientas perceptuales, así como técnicas y todo lo que anda por ahí, usan
este principio de búsqueda de la mente por estabilizar su inventario.
Introducirle frases armadas de tal forma que ya vengan con el resultado, es lo que usan la mayoría
de las estrategias vigentes, como las técnicas cognitivo-conductuales, la PNL, y otras supercherías
de control individual y social.
Cualquier conocimiento, tradición, disciplina, creencia o lo que sea,
que hable de estados superiores de conciencia, de estados de paz y bienestar
completos, seguramente propondrá o tendrá incorporado un método para lograrlo.
No hay que creer en nada, creer sería aceptar y adoptar un nuevo inventario
que amplía el que ya tenemos. A nivel perceptual no cambia nada.
Lo que se hace es tomar cualquier herramienta perceptual, sea una práctica física
o mental, o respiratoria, o de pautas de conducta, y practicarla.
Se la practica por el tiempo que se quiera, generalmente el que transcurre hasta que
se vuelve hábito, ahí se deja, se suelta.
Con esta estrategia, el observador percibirá que adoptar una conducta con un
formato distinto del habitual, produce pequeños impactos en la percepción
y en la continuidad del personaje yo.
Se empieza a observar que la naturaleza del yo es aprendida, y se perciben las
claves y la estructura con la que está hecho.
Esto es imprescindible, excluyente, en un investigador en percepción:
estar desidentificado con el yo, con el inventario, es la única manera de poner
la percepción en cero, con capacidad de evaluar completamente desvinculada
de intereses personales, completamente científica.