zarbel dijo:
El problema es complejo, tiene sus raíces en la creencia de que los medios justifican el fin, creencia generalizada en sectores cuyos integrantes carecen de creencias, ética o moral similares a las que predican que la vida es el valor máximo, por encima de cuaquier idea.
Ese tipo de creencias justifican de este modo la práctica del crimen o de la tortura de quienes obstaculizan el fin perseguido. Al no existir un dios o un valor superior al de la política o al del "bien común" o "bien social o del Estado", se justificaría la eliminación de los elementos indeseables.
Esta cuestión ha sido ampliamente estudiada y la práctica de la eliminación de los "obstáculos" ampliamente practicada a lo largo de la historia.
En nuestra tierra, la paulatina desaparición de las creencias tradicionales cristianas y su sustitución por ideas políticas de izquierdas, ha favorecido la idea de "Euskalerria" como bien supremo, estando extendido en determinados sectores de la población de que hay que eliminar a los obstáculos que se oponen a ese bien supremo que es "Euskalerria", estando por ello conformes con la muerte o el secuestro (una forma de tortura) de determinados indeseables.
No en balde una gran parte de los políticos de "Euskalerria" tiene que ir con escolta, otra parte yace en una fosa y muchos vivimos amenazados por el mero hecho de no ser de "los suyos".
Si se hila fino, encontraremos muchos partidarios de la eliminación selectiva de elementos indeseables que, al grito de "alde emendik" (fuera de aquí), txakurrak kampora (perros fuera) o "que se vayan", justifican la persecución social y política, el atentado o la toma por la fuerza de las instituciones, hablando de "por fin se escucha la voz del pueblo" y lindezas similares, ya que entienden que el pueblo son ellos y los demás elementos enemigos del "pueblo", es decir de "Euskalerria".
Esos partidarios anidan fundamentalmente en la administración en forma de funcionarios, en la enseñanza y también en forma de funcionarios, en las grandes empresas, en determinados sindicatos, en determinada prensa, etc. Es decir, muchos comen y medran en el mismo caldo de cultivo que dicen querer eliminar, que es el Estado y la Administración, bien sea Autonómica, Provincial o Local, bien en empresas públicas o semipúblicas.
Quiero dar a entender, pues, que es un problema interno de las personas, una falta de valores de esos que antes se llamaban "eternos", lo que provoca ese tipo de ideario y de pensamiento despectivo con el valor supremo que es la vida. ETA no se para a pensar en que su propia existencia es el mayor mal de todos los que padece "Euskalerria", pero, como no hay nada más español ni cainita, nada que conserve en sí misma los típicos defectos españoles, que el País Vasco, muchos justifican ese mal necesario que es ETA y la propia ruina de Euskalerria, con tal de ver sufrir a esa España, sin darse cuenta de que esa España no es sino una creación que proviene del País Vasco, hecha por vascos.
Sin el País Vasco, sin esa Euskalerria y sus gentes no se entiende la Historia de España, pero la falta de moral, de ética, de valores "eternos", ha llevado también a manipular la Historia. Ya no existen Elcano, Churruca, Lope de Haro, Sancho el Mayor, como españoles, sino sólo como "euskaldunes".
A un rey nacido en el siglo X y gobernante en el primer tercio del XI, Sancho Garcés III, llamado "El Mayor", de Navarra, se le acaba de bautizar recientemente por los nacionalistas vascos en Fuenterrabia (Hondarribia) como "Señor de los Vascos" en un reciente homenaje.
Ni fue "señor", salvo para los cronistas musulmanes, que utilizaron esta expresión contra él para definirle como "señor de los vascones" en sentido de ser un jefezuelo rebelde, ya que no existía para esos cronistas más señor legítimo que el Califa de Córdoba. En sentido parecido definían esos cronistas al otro jefezuelo cristiano de Asturias.
Se conservan documentos sobre la forma en que Sancho III se llamaba a sí mismo, y en cerca de 80 de ellos aparece la expresión "Sancius Dei gratia rex" o "Sancius rex", indicando el origen divino de su cargo.
Es decir, para los reyes de la época su realeza era consustancial a su persona, aunque actuara fuero de su reino o en un condado que le perteneciese. Es resto de los títulos que ostentaba (Conde de Castilla, Conde de Ribagorza) eran absorbidos o anulados por su condición real.
Es Sancho el Mayor quien aporta a la realeza la asimilación del origen divino de su cargo "Rey por la gracia de Dios", título que se hace ya frecuente en la segunda mitad del siglo XI para el resto de los reyes.
En los lugares en donde gobierna como rey, se intitula de diferentes modos, así, en San Juan de la Peña (cerca de Jaca, en Aragón), es llamado "Rey de los Aragoneses y Pamploneses"; en Oña (Burgos, en Castilla) se le llama "Rey de las Españas", título repetido una vez en San Millán de la Cogolla (en La Rioja), cuna del idioma castellano, en donde más frecuentemente es llamado "príncipe" además de "rey".
Por tanto, la denominación nacionalista de "señor" degrada a tan ilustre personaje y se aleja de la concepción que tal rey tenía de sí mismo, ya que era rey por la gracia de Dios.
En los veinte primeros años de su reinado se nomina rey pero sin especificar de qué territorios o súbditos, así se observa en la "cláusula regnante" que se sitúa al final de los textos. Por el contrario, sí que se menciona a su familia (mujer e hijos y sobrinos), concebida como constelación en torno al monarca.
A partir del año 1025, en una treintena de diplomas sí que se comienzan a indicar los territorios sobre los que ejerce o pretende ejercer su soberanía (Pamplona, Nájera, Aragón, Sobrarbe, Ribagorza, Pallars, Castilla, Alava, Gascuña, Tierra de Campos, León, Astorga, etc.).
En los documentos navarros y riojanos la lista suele empezar por Pamplona, mientras que en otros ámbitos se coloca en primer lugar al territorio en cuestión, cosa que sucede con mayor frecuencia en San Juan de la Peña, en donde se inicia por Aragón, posiblemente por una manipulación de dichos documentos realizada a posteriori.
Es decir, Sancho el Mayor es rey, no señor; se intitula a sí mismo como rey de numerosos territorios y encabeza todos ellos, en general, su lugar de origen que no es otro sino Pamplona. Entonces no existía Navarra ni se denominaban así los reyes, ya que dicha denominación no aparece hasta el primer tercio del siglo trece, es decir, doscientos años después, en la figura de Sancho VII, el de Las Navas de Tolosa.
En los textos castellanos, ribagorzanos, alaveses o guipuzcoanos se le llama rey, nunca se le llama señor, jamás se le reduce a dicha categoría.
Un autor musulmán del S. XII, Ibn Bassam, según se ha dicho anteriormente, llamó a Sancho III "señor de los vascones", siguiendo las pautas que había establecido un siglo antes el "Muqtabis", la obra de Ibn Hayyan. La expresión "señor de los vascos" es la denominación derivada de una traducción rápida de ese texto realizada en el siglo XIX por insignes historiadores, pero superada en el siglo XX por los arabistas, que indican que la correcta es la primera, es decir "señor de los vascones" y no la segunda "señor de los vascos". Es lógico que así sea, además, ya que los musulmanes de la época utilizaban los conceptos romanos y visigodos, sin poder lógicamente aplicar conceptos que no hacen su aparición hasta el siglo XVIII o XIX (vascos).
El significado que para esos musulmanes tenía "señor de los vascones" es el ya indicado más arriba. Ibn Hayyan menciona a los dos reyes cristianos (el de Oviedo y el de Pamplona) con el mismo título que dichos reyes utilizaban. Por no haber mayor autoridad que el Califa, éste podía pactar libremente con condes cristianos, con independencia de como éstos se intitulasen; es decir, los consideraba como autoridades delegadas y sujetas a su soberanía.
Una lectura del Muqtabis permite comprobar cómo Ibn Hayyan emplea dos fórmulas distintas para los dos reyes cristianos. Llama reyes a los de León pero añadiendo el calificativo de "tiranos", para indicar que eran ilegítimos, carentes de un fundamento legal que justificara su poder. Es lógico ya que para el autor musulmán no hay más soberano legítimo que el emir de Córdoba. Utiliza para su descalificación las ideas visigodas de San Isidoro de Sevilla como las de "realeza" y "tiranía", para reconocer la existencia de esos dos reyes y que no le queda más remedio que dar cuenta de su existencia.
Con el rey de León utiliza el término "Yilliqiyya" (Galicia) para denominar los territorios sobre los que es ese rey soberano, porque para ese autor es el de León un rey de un territorio impreciso, desdibujado por una denominación arcaizante (Gallecia).
Con el rey de Pamplona, Ibn Hayyan es aún más duro. A veces reconoce como rey a Sancho III o reina a su esposa doña Toda, pero siempre los califica como tirano o tirana. Para este autor Pamplona no es un reino, sino el "territorio de Pamplona", el "país de Pamplona" o su rey no es sino "señor de los vascones", Al rey García le llama tirano y rey de los vascones.
Al igual que con el término Yilliqiyya, el término "vascones" es una denominación arcaizante, tomada también de precedentes romanos y visigodos, utilizada por el autor para deslegitimar o desconocer la existencia del reino de Pamplona, rebajando a su soberano a la categoría de "amir" o "señor". Amir no lo utiliza como soberano de un amplio territorio sino como "jefezuelo" de un territorio reducido o de autoridad local con cierta autonomía. Así, pues, el autor no puede degradar más al rey de Pamplona Sancho III el Mayor.
Es sorprendente que mil años más tarde se utilice ese título despectivo de "señor de los vascones" para convertir a Sancho III en precedente de un Estado vasco.
Cosas veredes Mío Cid.
Conclusión: la historia manipulada convierte cobardes en héroes, reyes en vasallos y mentiras en verdades.
En el caso del buen rey Sancho III no hacía falta haber manipulado su historia, sus obras aún se conservan desde Cataluña hasta León, sus ermitas, su camino de Santiago, su fe cristiana inquebrantable, dan fe de quién fue y por dónde pasó. Acudan los historiadores nacionalistas a buscar algún resto del buen rey por las márgenes del Nervión para justificar una Euskalerria unificada en el siglo XI.
venga va
TAZA Y MEDIA
HISTORIA DEL PAÍS VASCO
La historia de los vascos comenzó hace miles de años atrás en lo que hoy conocemos con el nombre de Navarra. La tierra de los navarros fue llamada por los romanos con el nombre de Vasconia. Cuna de la linguæ navarrorum (lengua de los navarros) o euskara, y de la cultura que surge alrededor de ella. Los vascones de Navarra, como tribu vasca más importante dio a las demás tribus, el apelativo de vascas [ el término vasco es un galicismo (basque) derivado de la palabra vascón ].
El pueblo vascón fue uno de los pueblos supervivientes de la expansión protovasca a lo largo de toda Europa después de las glaciaciones. Según los últimos hallazgos en paleogenética (principalmente investigaciones de Peter Forster --Doctor en Biología y miembro destacado del Instituto McDonald para la Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge-- aunque otros investigadores en la materia apuntan hacia las mismas conclusiones), antes de la última glaciación, los hombres de Cro-Magnon (nuestros ancestros directos, los primeros hombres modernos que reemplazaron a los hombres de Neanderthal) estaban esparcidos a traves de toda Europa. Sin embargo hace 20.000 años cuando el frío se generaliza, los pocos que pudieron sobrevivir, buscaron refugio en las zonas más cálidas del continente (nordeste y suroeste de Francia y en Ucrania).
A partir de esta época se comienza a desarrollar en la zona pirenaica y sur de Francia el grupo humano protovasco y su lengua, el protoeuskara. Del 16.000 a.C. en adelante el clima comienza a ser más cálido y según las investigaciones en paleogenética, comienza la expansión de los protovascos, extendiendo su cultura, la magdaleniense, por la despoblada Europa. Una cultura cuya máxima expresión serían las pinturas rupestres con las que los protovascos ornamentaron las cuevas europeas. Hace 10.000 años comenzó el deshielo de los glaciares escandinavos, lo que contribuyó a que los protovascos se extendieran también por esta zona.
Estas investigaciones genéticas llevadas a cabo para el conocimiento de la evolución humana en Europa, demuestran que tres cuartos de los europeos actuales proceden, por vía matrilineal, de una población europea del período preglacial y que están estrechamente emparentados con los vascos. Indicando también que el aporte genético no protovasco (indoeuropeo en su gran mayoría) supone, únicamente, el 25% del total.
La paleogenética ha demostrado también, que esta expansión protovasca no solamente se dio en el centro y norte de Europa, sino también en el norte de África (la distancia entre la costa europea y africana en aquella época era menor que la actual), sobre todo en el actual Marruecos. Un hecho que definitivamente desentraña el enigma que acuciaba a filólogos de todo el mundo, en relación a las similitudes encontradas entre el euskara y las lenguas camíticas del norte de África. Unas relaciones entre el euskara y lenguas camíticas como el bereber, surgidas del mestizaje de protovascos asentados en África con grupos humanos camíticos.
Los indoeuropeos (de los descienden los actuales latinos, germanos, eslavos, celtas, griegos, ...) llegaron a Europa occidental en el 2500 a.C . (según la "explicación bélica" de su expansión) o en el 4500 a.C. (según la "explicación agrícola").
Para la "explicación bélica", la invasión indoeuropea habría partido de las estepas del norte de Ucrania y Rusia, siendo motores de la expansión la adopción del caballo como animal de montura, o como algunos historiadores apuntan hoy, la subida del nivel del Mar Negro, cuando el Mediterráneo lo invadió y pasó de ser lago a mar. La hipótesis de la "expansión bélica" se ve favorecida por la llamada "arqueología lingüística", es decir, por la constatación de que en el idioma indoeuropeo común no hay apenas términos agrícolas (ni metalúrgicos) y sí, en cambio, términos ganaderos, lo cual encajaría bien con un pueblo pre-agrícola procedente de la entonces atrasada Europa. Además, el tipo de flora y fauna que se reconstruye en ese idioma es más propio del norte de Europa que de tierras tropicales.
Para la "explicación agrícola", en cambio, la invasión indoeuropea habría partido de la Turquía asiática y habría llevado con ella la agricultura. Esta explicación, que se aviene mal con la "arqueología lingüística", parece verse favorecida, a su vez, por los estudios del genetista italo-norteamericano Cavalli-Sforza, quien deduce en ellos un antiguo desplazamiento de población hacia Europa a partir de esa zona turca.
Los pueblos indoeuropeos, al ser pueblos con una tecnología superior en el arte de la guerra a los pueblos hablantes de lenguas vascas de Europa, aunque inferiores en número (según los estudios genéticos de la población europea), consiguieron someter a la mayor parte de los pueblos europeos emparentados con los vascos. El asentamiento generalizado de los indoeuropeos en Europa, dio lugar a que las lenguas y pueblos hermanos al vasco que existían a lo largo de todo el continente desaparecieran. Quedando el euskara, como único vestigio lingüístico del pasado protovasco de Europa.
Ya en la época romana nos encontramos con las siguientes tribus vascas que sobrevivieron en el occidente europeo a la expansión indoeuropea: aquitanos, autrigones, caristios, várdulos y vascones. Unas tribus que se extendían a uno y otro lado de los Pirineos.
Gracias a la antropogenética, nueva disciplina de gran auge dentro de la Arqueología y la Antropología en general (la cual, como puede comprobar el lector, ha revolucionado la historia vasca tal y como la conocíamos), se ha podido dilucidar que la tribu de los berones que habitaba en la época prerromana en la parte oeste de La Rioja (el resto estaba habitado por vascones) y que era considerada por algunos historiadores como una tribu éuscara, geneticamente, no era afín a estas tribus, dado que los estudios antropogenéticos han manifestado, que era una tribu celta.
Se sabe que antes de la existencia de la tribu vascona, existían los barskunes (posiblemente el término vascones derive de éste o simplemente fuera la forma celta de designar a lo que posteriormente sería llamado por los romanos como vascones) etnia que se encontraba dividida en dos, la de las montañas pirenaicas de Navarra, que eran barskunes culturalmente más puros y sin grandes influencias íberas; y por otro lado los barskunes de la llanada y la ribera del Ebro, que eran barskunes celtiberizados. Los montañeses conquistaron a los barskunes celtiberizados de la llanada y la ribera del Ebro. De su mestizaje surgiría la tribu que conocemos hoy en día con el nombre de vascona, que posteriormente comenzaría a extender su idioma, el euskara, por toda la zona pirenaica y el Cantábrico. Una tribu que adoptó muchas costumbres y usos celtíberos:
El culto a la Luna (también de origen ibérico). En los plenilunios probablemente se celebraban danzas rituales para adorar a la Luna, costumbre que en su caso, los vascones adoptaron de los celtíberos.
El culto de los bosques, las montañas, los ríos, el fuego, etc... (de origen celtibérico).
El gobierno por un Consejo de Ancianos (quizá derivado de los íberos aunque el sistema es propio de muchas culturas).
Los magos (seguramente de origen ibérico) y augures (quizá de origen celta). Los augures vascones interpretaban el futuro mediante el examen de víctimas, a menudo humanas (probablemente prisioneros de guerra) y a través del vuelo de las aves en el cielo.
La elección de un jefe de guerra de las diversas tribus o grupos, sistema copiado de los celtíberos. Al parecer el jefe de guerra debía ser un notable (en los celtíberos el jefe de guerra surgía de alguna de las castas superiores de cada tribu).
Desde hacía siglos una parte de los barskunes (antecesores inmediatos de los vascones) habitaba en las zonas montañosas del país, donde se dedicaban a la ganadería y a una economía de subsistencia basada en la caza y la recolección. Incluso aquellos que vivían en zonas menos agrestes tenían la caza y la ganadería como actividad principal. La agricultura sólo era practicada en las zonas llanas de la región entre Pamplona y el Ebro, por los antiguos barskunes celtizados, después celtiberizados, y posteriormente, barskunizados o rebarskunizados. Los indoeuropeos habían introducido diversos cultivos, pero no se practicaban a gran escala.
En las zonas del sur existía una aristocracia local, descendiente de los elementos dominantes celtas llegados con las oleadas indoeuropeas, que hacía que la región se asemejase más, socialmente, a otros puntos de la península Ibérica. Pero no obstante, también en estas regiones la caza y la ganadería son ocupaciones habituales, situación que no se modificará hasta el siglo II d.C.
La tribu de los vascones a partir de diferentes expansiones a lo largo de la historia, extendió su lengua desde Navarra:
Durante los siglos III a.C. al II a.C. hacia el este, hasta parte de Catalunya, conviviendo en ese área con celtíberos e íberos. En la época romana, gracias a la buena relación de las tribus vascas en general y los vascones en particular con los romanos, la mayoría de las ciudades que en los principios de la conquista romana aparecían como celtíberas o íberas en La Rioja, sur de Navarra, norte y occidente de Aragón y noroeste de Catalunya, aparecen ya en los escritos, después de la conquista, gobernadas por los vascones. Calahorra (La Rioja) y Cascante (sur de Navarra), así como Graccurris (La Rioja, ciudad fundada por Roma) aparecen como celtibéricas en el momento de su conquista, pero luego, bajo el Imperio, figuran ya como ciudades vasconas. Estrabón escribe hacia el año cero que las principales ciudades vasconas eran Calahorra, Pamplona y Oiaso (Irún). Del mismo modo Jaca (provincia de Huesca, norte de Aragón) y Segia (Egea de los Caballeros, provincia de Zaragoza, occidente de Aragón), que aparecían como de los jacetanos y de los suesetanos, luego figuran como de los vascones.
Entre los siglos V d.C y VI d.C., en dirección noroeste, por el Cantábrico, hasta el río Asón de Cantabria, asimilando las tribus várdula, caristia y finalmente la tribu autrigona. Unas etnias que no hablaban euskara, sino unas lenguas hermanas a ésta, dado que el euskara solamente era la lengua de los vascones y no de los autrigones, caristios y várdulos, que poseían su propia lengua procedente del mismo tronco protoéuscaro que la lengua de los vascones. Por esta razón, a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se les llama provincias vascongadas, ya que los visigodos llamaron a las tribus que las habitaron, vasconicatas, que significaba en latín hechas vasconas, dado que se vasquizaron o vasconizaron debido al liderazgo de todas las tribus vascas que ostentó la tribu vascona en la época franco-visigótica.
En el siglo VI d.C., los vascones de la zona de Navarra, Aragón y Catalunya se asientan pacificamente en las tierras de la Novempopulania (nueve pueblos), de la Aquitania Prima y de la Aquitania Secunda, aprovechándose de la debilidad y caos generado por la guerra entre francos y visigodos a través de la cual la zona quedó desguarnecida de tropas militares. Extendiendo el euskara por todo el sudoeste de Francia hasta Burdeos (río Garona) y al sur hasta la actual frontera franco-española en Lleida. La presencia del euskara en estas tierras a lo largo de diferentes épocas (a través de la lengua aquitana del mismo tronco lingüístico que el euskara) nos es revelada gracias a la presencia de topónimos como el de la actual ciudad francesa de Toulouse, que posee el mismo origen etimológico que el guipuzcoano Tolosa.
La presencia de abundantes topónimos éuscaros los podemos encontrar muy al sur de las actuales fronteras vascas:
Al sudoeste por los montes de Oca (Oka mendiak, óka mendí-ak), La Bureba (Bureba, buréba), Valle de Mena (Mena Harana, ména arána) en Burgos, La Rioja (Errioxa, errí-oshá) y Soria (Oria, oría). El monte Amaya [ amaia (amái-á); el fin) ] de 1.362 m en la provincia de Burgos, muy cerca de Palencia. Todas estas tierras fueron posteriormente revasquizadas en los primeros años de la reconquista, lo que hizo que Castilla en sus comienzos fuese mayoritariamente vascoparlante. Aunque zonas como La Rioja o Burgos fueron hablantes de lengua éuscara ininterrumpidamente, desde tiempos muy remotos hasta los siglos XV - XVI de nuestra era, en los que el castellano (1), después de siglos de bilingüismo, sustituyó al euskara en el habla de los lugareños.
(1) Castellano o español, lengua vascorrománica surgida en la reconquista. Sus orígenes se encuentran en el habla de los vascos romanizados de Cantabria, Burgos y los habitantes de la comarca vizcaína de las Encartaciones. Se ha de recordar que en las guerras de Roma con los celtas de esta zona, las tribus vascas colaboraron en su derrota, ya que tanto romanos como vascos, compartían los mismos enemigos comunes, los celtas. Las tierras conquistadas por Roma en esta zona (que también estaban habitadas por vascos), fueron posteriormente repobladas por vascos, lo que hizo que el euskara fuese la principal lengua de sustrato del futuro romance castellano. Durante la pertenencia de esta zona al Reino de León muchos pobladores de habla astur-leonesa llegaron y se asentaron. De su mestizaje surgiría el dialecto burgalés del romance astur-leonés, embrión del actual castellano, este dialecto era muy similar al actual dialecto cántabro de la lengua astur-leonesa hablada en la comarca cántabra de Liébana. El cántabro posee una fuerte influencia fonética éuscara, que se caracteriza por la pérdida casi total de las efes iniciales al comienzo de la palabra y conversión de éstas en hache aspirada, dado que en las lenguas caristia, várdula y autrigona al igual que en el euskara de los vascones, no existió hasta la Edad Media el sonido efe, mientras que por el contrario, existía una fuerte aspiración al comienzo de las palabras, lo que causó esa evolución fonética. Esta misma evolución se puede encontrar también en el dialecto gascón del provenzal u occitano que surgió del mestizaje de aquitanos latinizados y vascones.
Astur-Leonés Cántabro Español
Fuerte Juerti Fuerte
Facer Jacir Hacer
En la reconquista Burgos se convirtió en punto de encuentro tanto de hablantes de astur-leonés como de navarro-aragonés, lo que incidió en la evolución de su romance. Al avanzar hacia el sur, el burgalés se fundió con el romance hablado por los mozárabes dando forma al actual castellano, lo que conllevó la introducción de gran cantidad de arabismos en el habla y la recuperación, en muchas palabras, de la efe inicial latina.
El sustrato fonético éuscaro (en el que no existen los diptongos ascendentes /je/ y /we/) ocasionó en el castellano, la reducción de la fuerte diptongación en las antiguas es y oes latinas acentuadas existente en los romances centrales de la península (astur-leonés y navarro-aragonés).
güey (astur-leonés) ::: hoy (castellano)
yera (astur-leonés) ::: era (castellano)
Dotar al español de cinco vocales sin distinción de grados ( /a/, /e/, /i/, /o/ y /u/). Convirtiéndola así en la única lengua latina con sólo cinco vocales.
La ausencia del fonema /v/ fricativo labiodental sonoro en el sistema fonológico del español es otro de los rasgos de sustrato vasco. Este fonema, que tampoco existe en gascón y en la lengua navarro-aragonesa (conocida actualmente como fabla o lengua aragonesa), sí que existe en todos los demás idiomas románicos y existió en el castellano antiguo, aunque no en las zonas de Burgos, Cantabria y La Rioja, cuya pronunciación de la /v/ como /b/, con el paso del tiempo, se impuso en todos los hablantes del español al ser tomado el burgalés como lengua castellana estándar.
En el sistema fonológico del español contamos con dos fonemas vibrantes: el simple /r/ y el múltiple /rr/ que se oponen en posición intervocálica: /káro/ y /kárro/: /móro/ y /mórro/. En posición inicial, el español sólo conoce la vibrante múltiple. Esta curiosa distribución opositiva tiene su origen en el sustrato vasco. El sistema fonológico vasco exige la prótesis de una vocal en inicio de palabra ( /a/ ó /e/ ) para pronunciar /rr/.
Latín Euskara Español
Rationis Arrazoi Razón
Romanicus Erromaniko Románico
Esta solución se extendió por el español antiguo creando dobletes léxicos que han estado conviviendo con epéntesis y sin epéntesis: ruga/arruga, repentir/arrepentir, rancar/arrancar, rebatar/arrebatar.
Los vasquismos han ido entrando en el léxico del español desde tiempos remotos hasta siglos posteriores a la romanización. Patronímicos como García, Iñigo, Jimeno, Sancho son nombres de origen vasco. Se formaban sobrenombres como Minaya (mi anaia "hermano") o Miecha ( mi aita "padre"). El riojano Gonzalo de Berceo, uno de los primeros escritores en lengua española, cuya lengua materna fue el vascuence, utilizaba la palabra vasca bildur "miedo", y zato o çatico vienen del vasco zati "pedazo"; la palabra izquierdo proviene del vasco ezker. Y tenemos otros préstamos que aluden a usos hogareños como ascua, socarrar, chabola. Hay nombres de minerales, animales y plantas como pizarra, zumaya, chaparro. Boina, chistera, zamarra o chamarra son prendas de vestir. De la agricultura son narria, laya "pala de labrar", cencerro. Gabarra es un término de transporte por las rías. Términos vascos son aquelarre, órdago, chatarra o alud.
Todavía en la época medieval, era usual escuchar euskara:
En el Pirineo catalán, por ejemplo, en el Valle de Arán [ haran, áran; significa valle en euskara ]. La lengua vasca se habló en pueblos pirenaicos de Lleida hasta los siglos XIII - XIV.
Se habló en pueblos de la provincia de Huesca (Oska, óska) y en el occidente de la provincia de Zaragoza hasta el siglo XVIII. En la comarca zaragozana de Las Cinco Villas de Aragón, al sureste de Navarra, se habló euskara ininterrumpidamente desde épocas prerromanas hasta el siglo XVIII. En dos pueblos de la zona llamados hoy Sádaba y Sofuentes se han encontrado inscripciones romanas en las que se leen nombres de persona en euskara. Datos del siglo XVI y XVII nos hablan también de la condición vascoparlante de Sos del Rey Católico (antiguo Zauze, sáuse). No, podemos olvidar, en este sentido, que gran parte de la zona perteneció al obispado de Pamplona hasta el año 1785 dado su carácter vascófono.
Se habló también en la riojana Nájera (Naiara, nai-ára; antigua capital estival del Reino de Navarra) así como en diferentes pueblos de La Rioja hasta el siglo XVI.
En pueblos del Bearn (Francia) fue común escuchar euskara hasta el siglo XVI y se conservó en muchos de ellos hasta el siglo XIX, ahora sólo se habla en varios pueblos fronterizos con el País Vasco y muy reducidamente.
Los Romanos
En el año 196 a.C. llegaron los romanos a tierras del País Vasco, con los que los antiguos vascos vivieron en paz y en cooperación. Solamente se puede encontrar feroz oposición a la conquista romana en los aquitanos. Cuando los romanos atacan a los aquitanos, éstos, para pedir ayuda, no se dirigen a los galos, sino a los habitantes éuscaros del sur pirenaico, que a ellos les resultaban más próximos al ser culturalmente afines. Sabemos que esta ayuda surpirenaica les llegó de la mano de caudillos experimentados en la lucha junto a Sertorio y que entró en acción en Aquitania en el año 56 a.C. contra las legiones de César.
Tanto los romanos como las tribus vascas poseían los mismos enemigos comunes, lo que daría lugar a un buen entendimiento. Mientras los romanos colaboraron con las tribus vascas en expulsar a los celtas (llegados a tierras pirenaicas a partir del siglo VIII a.C.), las tribus vascas colaboraron con los romanos en sus guerras contra los cántabros y astures de origen celta. Como aliadas imperiales que eran las tribus éuscaras, las zonas que eran conquistadas por los romanos a los celtas, eran posteriormente repobladas por población de estas tribus vascas, lo que conllevó una extensión de las lenguas de la familia éuscara hacia el sur y este. Un ejemplo de ello, lo tenemos en Aragón, donde los vascones colaboraron con los romanos en las guerras contra los celtíberos. Una vez derrotados en el año 72 a.C., la colaboración vascona fue recompensada por los romanos con la jurisdicción sobre amplios territorios del Aragón occidental. Estos territorios, al sur, llegaban a 15 km de Salduia, la que después de su conquista sería llamada por los romanos como Cæsar Augusta, la actual Zaragoza.
Fue tal el grado de sintonía debido al respeto de los romanos a las diferentes tribus vascas y sus territorios, que incluso, hubo autrigones, vascones, caristios, várdulos y aquitanos enrolados en las legiones romanas en sus guerras contra los britanos. Unas guerras acaecidas en lo que hoy en día es conocido con el nombre de Gran Bretaña. Habiendo sido encontradas lápidas mortuorias de la época romana, con nombres e inscripciones eusquéricas, cerca de Londres, antigua Londinum romana.
A través de esta buena relación, se asentarían colonos romanos al sur de las tierras de estas tribus y en zonas mineras como las de Somorrostro en Autrigonia (Bizkaia) o en las llanadas de Aquitania, lo que daría lugar a las colonias romanas de la Novempopulania (nueve pueblos), Aquitania Prima y Aquitania Secunda, en lo que hoy en día se conoce como Aquitania o Gascuña. Unos asentamientos que darían lugar siglos después al surgimiento de las lenguas y culturas pirenaicas vasco-latinas (castellana, navarro-aragonesa, dialecto occidental del catalán y dialecto gascón del provenzal u occitano).
Los Visigodos y los Francos
En la decadencia del Imperio Romano, surge el vacío de poder y las razzias de los pueblos germanos. En el año 409 d.C. los alanos, vándalos y suevos penetran en la península ibérica a través de los Pirineos. En el 418 los visigodos se asientan en Aquitania. En el 476 se da fin al Imperio Romano de Occidente. En el 481 los visigodos ocupan Pamplona y otras ciudades vasconas y de la provincia Tarraconense. En las ciudades vasconas dominan esencialmente la política los vasco-romanos más o menos romanizados.
La expansión franca a lo largo del occidente europeo comezó en el año 486 en el que se dieron por concluidas las últimas posesiones romanas en Galia, al derrrotar Clodoveo a Siagrio en Soissons. En el año 506, los francos llevaron campañas en contra de los alamanes, siendo éstos derrotados en Tolbiac. En el 507, los francos derrotaron a los visigodos en Vouillé, dando fin al reino visigodo de Tolosa con lo que los visigodos se centraron solamente en la península ibérica. En el 531 conquistaron el reino de los turingios y en el 534 sometieron el reino de los burgundios. Consecuencia de todo ello fue la creación, bajo Clotario I, del Regnun Francorum o Reino de los Francos que se extendía desde la Mancha hasta el Danubio medio y desde el Saale hasta, teoricamente, los Pirineos. Teoricamente, porque Aquitania y Vasconia constituyeron siempre para los francos y los visigodos un auténtico quebradero de cabeza que ni el propio Carlomagno, que poseyó el ejército más poderoso de la época pudo solucionar a su gusto.
Las relaciones de los vascones con los visigodos y los francos no fueron buenas, las guerras se sucedieron ininterrumpidamente. Los visigodos dieron tanta importancia a dominar a los vascones que sus reyes se daban el título de Vascones Domuit (dominó a los vascones), algo que nunca consiguieron. Como campañas y expediciones más importantes de los reyes visigodos y francos contra los vascones desde el siglo VI hasta la invasión árabe de la península podemos destacar:
Cronología Acontecimientos
541 Expedición franca de Childeberto y Clotario.
581 Campaña visigoda de Leovigildo. Derrota del dux franco Bladastes a manos vasconas.
590 Campaña visigoda de Recaredo
602 Expedición franca de Teudoberto II de Austrasia y Teodorico II de Borgoña. Estos imponen a los vascones continentales a Genial como Dux (duque).
610 - 612 Campaña visigoda de Gundemaro.
621 Campaña visigoda de Suintila.
626 Sublevación vascona en tiempos del dux Aighina, sucesor de Genial.
635 Gran expedición franca de Dagoberto. Victoria parcial de los vascones sobre el dux franco Arimberto.
642 Campaña visigoda de Chindasvinto.
653 Rebelión del visigodo Froya contra Chindasvinto. Froya fue apoyado por las huestes vascones. El ejército vascón ataca Zaragoza, saqueándola y haciendo un gran número de prisioneros.
671 Alzamiento vasco-aquitano contra el poder franco.
672 Expedición franca de castigo del merovingio Clotario III contra los vascones. Rebelión de Paulo en la Septimania contra el rey visigodo Wamba. El ejército vascón apoya a Paulo.
711 Campaña de Rodrigo contra los vascones que fue aprovechada por los árabes para invadir la península.
Hasta épocas recientes se ha considerado a los vascones (nombre con el que a partir de esta época fueron denominadas todas las tribus vascas) como un pueblo salvaje y primitivo sin ninguna organización interna. Los hallazgos arqueológicos en las necrópolis de Aldaieta (cerca de Vitoria) y Buzaga (Elorz, Navarra) están replanteando el estudio de la historia vasca del siglo VI al VIII. Así como el replanteamiento de los hallazgos de la misma época en Pamplona. En los ajuares de estas necrópolis encontramos armamento abundante que difiere totalmente de los visigodos o hispanovisigodos que no poseen armamento alguno, lo que denota el ambiente bélico en el que tuvieron que vivir los vascos de la época, al tener que luchar continuamente contra visigodos y francos. Así como la utilización de un tipo de armamento (hachas de combate, lanzas, espadas, puñales, ...) que hasta ahora solamente se podía encontrar en Aquitania. La cerámica, bronce y vasos de vidrio, cubos de madera echos con un estilo que, otra vez, solamente se habían podido encontrar en una de las zonas más romanizadas de la Europa occidental, Aquitania. Los enterramientos de esta época por tanto no tienen nada que ver con la imagen ruda, primitiva y salvaje con la que se ha dibujado a los vascones de esta época. Los enterramientos vascones difieren totalmente con los visigodos o hispanovisigodos y se asemejan a los aquitanos. Estas necrópolis demuestran que después de la invasión de las tribus germanas y posterior desaparición del Imperio Romano de Occidente, a un lado y al otro de los Pirineos, se comienza a crear un poder político nuevo, continuador de la forma de vida romana, en el que lo vascón y lo aquitano se desdibujan en los propios cronicones merovingios (francos). Un nuevo poder vasco-aquitano que se enfrenta, al norte, con los invasores francos y al sur, con los invasores visigodos y que fue capaz de desarrollar una red de núcleos defensivos estables, con un armamento eficaz y renovable periodicamente, permitiéndole, por ejemplo, derrotar al ejército más importante de la época, al ejército imperial de Carlomagno, en la la batalla de Orreaga (Roncesvalles).
El hecho de que en las crónicas romanas se hablé de diferentes tribus vascas y que en las crónicas franco-visigodas se pase a hablar solamente de vascones como un todo, nos indica que esta tribu cuyo núcleo original se encontraba en Navarra, fue la que lideró a las demás, asimilándolas dentro de su seno. Lo que conllevó a una uniformización de las lenguas de tronco vasco y surgimiento de una única lengua vasca, el euskara. Esta asimilización fue más notable en zonas como Gipuzkoa, en el que su hablar es muy similar al de los navarros. La zona en la que actualmente se habla vizcaíno (también llamado dialecto occidental) difiere más del guipuzcoano y sobre todo del navarro debido a su lejanía con la cuna del vascuence, Navarra.
El Ducado de Vasconia
En la batalla de Vouillé, en el 507 los visigodos fueron derrotados por los francos, la consecuencia inevitable fue la perdida de Aquitania y la Novempopulania hasta la barrera de los Pirineos. Si bien tradicionalmente se sitúa la fecha de la expansión vascona en Aquitania en el 587, los asentamientos vascones probablemente se dieron con anterioridad aprovechando el vacío de poder generado por el escaso control de Aquitania que tenían los francos. No podemos hablar de una conquista vascona de estas tierras sino de una redistribución pacífica de la población vascona, en tierras al otro lado de los Pirineos que culturalmente eran afines, algo que ha quedado demostrado por los hallazgos arqueológicos en Aldaieta y Buzaga. Una redistribución de la población vascona causada por las incursiones en territorio vascón de los visigodos. Este asentamiento vascón no obtubo resistencia por parte de los aquitanos romani (latinizados) de las urbes, ni por los aquitanos de los pueblos y aldeas que seguían hablando aquitano (lengua hermana al vasco). Aquitanos y vascones compartían los mismos enemigos comunes, los francos y los visigodos que querían dominar sus tierras. La única resistencia al establecimiento de vascones en Aquitania fue mostrada por los francos, dado que esto reforzaba en población a los contrarios a su dominio sobre toda Aquitania.
Después del 587, tras el fracaso del duque Astrovaldo, que trató de combatirles sin conseguirlo, se llegaría a un acuerdo para el establecimiento pacifico de los vascones en las tierras llanas de Aquitania. Los vascones pagarían los tributos pero los territorios en los que habitaban se constituían en un ducado, donde de hecho, podrían gobernarse según sus propias leyes. Surgiendo el Ducado de Vasconia [ de Wasconia derivaron Guasconia, Gasconia, Gaskonia (en euskara), Gasconha (en gascón), Gascoigne (en francés) y Gascuña (en castellano) ], un ducado virtualmente independiente, pero bajo la dirección de un dux (duque, con sus correspondientes colaboradores y séquito) designado por la Corte Merovingia. Una vez realizado el establecimiento, los vascones conservarán sus costumbres y su lengua, y al estar establecidos en una zona geograficamente homogénea, constituyeron un Estado dentro de otro Estado. Parece que durante estos años se produjo una intensa vasconización de las capas humildes de la población aquitana, singularmente la menos romanizada, mientras que las capas más romanizadas dieron origen al pueblo gascón, de habla románica (2). Con el paso de los siglos mientras el gascón iba extendiéndose en Gascuña, el euskara iría paulatinamente perdiendo hablantes.
(2) Gascón (adaptación fonética provenzal del término vascón), dialecto provenzal que surgió del mestizaje entre vascones y aquitanos latinizados. Algunos lingüistas consideran el gascón como lengua independiente, por las notables diferencias que posee con el resto de los dialectos de la lengua provenzal, fruto de la influencia del euskara en su evolución lingüística.
a) f > h- : fort (occitano) > hort (gascón) ::: fuerte; futur (occitano) > hutur (gascón) ::: futuro. Al igual que en castellano facer (castellano antiguo sureño) > hacer (castellano burgalés y cántabro), forno (castellano antiguo sureño) > horno (castellano burgalés y cántabro); surgidos también de la influencia fonética vasca. Si bien en gascón sigue pronunciándose la h aspirada, en castellano por el contrario, este sonido se ha perdido.
b) vocal protética ante r- : riu (occitano) > arriu (gascón) ::: río (español); romanica (occitano) > arromanica (gascón) ::: románica (español). Al igual que en castellano: ruga (italiano) > arruga (español); rancare (italiano) > arrancar (español)
c) caída de -ll- intervocálica > r que puede aproximarse a vasco -l- > -r-: aquella (occitano) > aquera (gascón) ::: aquella (español); de la (occitano) > dera (gascón) ::: de la (español).
d) Pérdida de la /n/ intervocálica: Luna (occitano) > Lua (gascón) ::: Luna (español); Laguna (occitano) > Lagua (gascón) ::: Laguna (español). Al igual que en vasco: Catenam (latín) > Katea (euskara) ::: Cadena (español); Coronam (latín) > Koroa (euskara) ::: Corona (español).
A lo largo de la Edad Media, el gascón, por la estrecha relación que tuvo el Reino de Navarra con Gascuña (aunque no formó parte del reino completamente, si estuvo dentro de su zona de influencia, las últimas dinastías navarras eran gasconas); hubo muchos hablantes de este idioma que se asentaron en Gipuzkoa y en Navarra, de lo que da cuenta, la abundante toponimia de origen gascón en estas regiones: el monte Urgull (orgullo en gascón), Se ha quitado un topónimo Mondragón (monte del dragon), Pasajes (Passages), Segura, Villafranca (Vilafranca), Villabona (Vilabona), ... La misma forma Donostia, es una adaptación fonética vasca de la forma de designar San Sebastián en gascón. Fue el idioma que sustituyó tardiamente (antes de la desaparición del Reino de Navarra), a la lengua navarro-aragonesa, en la redacción de los documentos oficiales de dicho reino. El gascón, se dejó de hablar en el País Vasco peninsular a principios del siglo XX, concretamente en Pasajes, que fue la última localidad peninsular vasca con hablantes de este idioma. En Iparralde, el gascón, se puede escuchar en la zona costera y en pueblos de Zuberoa fronterizos con el Bearn. En la península ibérica se habla en el Valle de Arán donde se puede escuchar la variante aranesa de dicho idioma. El gascón fue la lengua que fue sustituyendo al euskara en el Valle de Arán a partir de los siglos XII - XIII.
En el año 602 la expedición de Teudoberto II de Austrasia y Teodorico II de Borgoña contra los vascones acarrea el que se imponga a Genial como dux (duque). En el año 626 los vascones se sublevaron contra el dux Aighina, sucesor de Genial. Con la llegada de Dagoberto I (629), la autoridad de los francos se reafirmó en todo el reino. Los vascones, después de haber sufrido algunos serios reveses, se resistieron a someterse por un tiempo (635). Pese al deseo franco de volver a las fronteras de Augusto y de reconstituir el reino de Eurico, no pudieron, a la muerte del "buen rey", oponerse al desmembramiento de su territorio. Con la llegada de los reyes holgazanes, la carencia de poder iba a permitir a Vasconia retomar su autonomía. Sus nuevos jefes se apoyaron en la feudalidad laica y sobre todo en el episcopado. Con el fallecimiento de Dagoberto I (638), la monarquía merovingia iniciará un progresivo proceso de debilitamiento del que sabrá sacar beneficio el viejo particularismo aquitano para ir consolidando paulatinamente un poder político que pronto llegará a a actuar al margen del control de los reyes francos. Este proceso, resultado del perfecto entendimiento entre las ambiciones de la aristocracia local aquitana y los colectivos vascones, utilizados como fuerza militar al servicio de aquellas, será lento pero imparable. El mayordomo neustrio Ebroíno con la intención de mantener bajo control los territorios meridionales del reino franco concedió a Félix el principatum sobre sobre todas las ciudades hasta los Pirineos y sobre el pueblo de los vascones. Lo que fue aprovechado por este para generar un poder político vasco-aquitano al margen de los francos. Su sucesor Lupo iba a acelerar cualitativamente este proceso enfrentándose abiertamente contra los francos, y apoyando la rebelión septimana en contra del monarca visigodo Wamba. El proceso, imparable ya, se consolidará de forma aún más evidente con Eudón. Este principado de Eudón llegó a convertirse en un ejemplo para toda la Galia y el único árbitro del conflicto entre Austrasia y Neustria lo que le supuso el reconocimiento de su independencia y el título de regnum (reino). Eudes, a través del ejército vascón, punta de lanza del principado vasco-aquitano, extendió su influencia hasta el Loira (718). Este principado, en su máxima expansión se extendió a un lado y otro de los Pirineos, desde el Loira (cerca de Bretaña) hasta el Ebro, al oeste hasta parte de Cantabria y al este hasta Girona, abarcando por tanto, gran parte del actual estado francés. Desde el 671 al 781 fue independiente del poder franco, siendo por tanto la primera entidad política soberana que unió a toda la población vascoparlante de la época. En todas las ocasiones los vascones parecen constituir la principal fuerza de choque del ejército aquitano. Su capacidad militar residía en el uso de una caballería capaz de actuar con rápidos movimientos envolventes, lo que les concedía una neta superioridad sobre la infantería merovingia.
La llegada del Islam a Europa coincidirá con la gestación en la antigua Galia de dos nuevas dinastías que se enfrentarán por la supremacía política. La de Aquitania con Eudón, Hunaldo I, Wafarius y Hunaldo II y la dinastía carolingia de Carlos Martel, Pipino el Breve y Carlomagno. Iba a ser el hijo de Carlos Martel, Pipino el Breve, quien en una sistemática campaña que duró nueve largos años (760 - 768) doblegaría a los aquitanos. Durante estos decenios de enfrentamiento franco-aquitano, los vascos jugaron un papel preponderante como aliados de estos últimos, aunque sus decisiones no fueron siempre coincidentes en el caso de que las políticas aquitanas fueran en contra de los intereses vascones.
Sin embargo se dibujaba ya otra amenaza. La península ibérica estaba en sus tres cuartos conquistada por hordas árabes que se preparaban a pasar los Pirineos. En 720, franquearon el Pertús y atacaron Toulouse. Eudón, luchando por salvar la independencia de sus dominios, contrajo matrimonio con la hija de Abi-Nessa, un emir del norte de España. Al mismo tiempo, Abd-el-Raman, quitándose de en medio a este último, pasó el puerto de Roncesvalles para invadir el norte de Vasconia. La masacre fue terrible. Es así como la villa de Auch fue saqueada y la de Eauze destruida de nuevo. Los árabes marcharon a continuación hacia Tours, verdadero centro del reino. En 732, Carlos Martel, venido al socorro de Eudón, les detuvo en Poitiers y les obligó a volver hacia los puertos pirenaicos y España. Su intervención le valió el homenaje del duque de Aquitania.
Al poco de la victoria de Pipino (hijo de Carlos Martel), Aquitania se sublevará de nuevo con Hunaldo II (769). Perseguido por el ejército de Carlomagno, el rebelde aquitano buscará refugio entre los vascones. Al igual que su padre Pipino, Carlomagno no osará cruzar el Garona y, mientras levantaba la fortaleza de Franciacum al norte de este curso fluvial, exigirá a los vascones la devolución de los rebeldes. Los vascones, a cuya cabeza vemos de nuevo a un Lupo calificado en las fuentes escritas como Wasconum dux e, incluso princeps Wasconum, entregaron a Carlomagno a Hunaldo y su familia, tras lo cual el monorca carolingio retornará a Francia. Del 769 al 781 se da, por tanto, el primer estado vasco independiente, el Ducado de Vasconia, dirigido por Lupo. Un estado que se extendía a un lado y otro de los Pirineos, desde el río Garona (mitad de Francia) hasta el Valle de Arán en Catalunya.
En el año 778 el ejército franco de Carlomagno, al mando del gran paladín Roland, no puede conquistar la ciudad de Zaragoza ocupado por los árabes, y a la vuelta arrasa Pamplona. El día 15 de Agosto de 778, cuando las tropas francas se disponían a cruzar los Pirineos para retornar a Francia; las huestes vasconas organizadas para vengar la destrucción de Pamplona, estaban esperando en el paso de Orreaga (Roncesvalles, Navarra) para llevar a cabo una emboscada. Mediante su caballería y las rocas lanzadas desde los montes circundantes, hacia el sendero en el que se encontraba el ejército franco, acabaron con él. La muerte de Roland en esta batalla, así como la derrota del ejército imperial carolingio (el ejército más poderoso de Europa en aquella época) a manos del ejército vascón, inspiró en el año 1090 "La Chanson de Roland" (la canción de Roland), obra cumbre de la literatura épica francesa.
La derrota de Roncesvalles debió convencer a Carlomagno de la necesidad de buscar para Aquitania una articulación política que reconociera, una vez más, su fuerte particularismo. Y recuperando una vieja tradición, viva entre los francos desde época merovingia, creaba un reino para su hijo Luis (Ludovico Pío), nombrado rey en Roma en el 781 con sólo tres años y presentado ante la asamblea de Padeborn, en 785, vestido a la manera vasca. Mucho había crecido el prestigio de los vascos, vencedores de Roncesvalles siete años antes, cuando el primogénito de la monarquía carolingia era presentado así ante la Corte. Sin duda quería halagar a los más belicosos de sus súbditos y preparar al mismo tiempo la entrada de Luis en su nuevo reino. Este reino de Aquitania, enteramente sometido a la autoridad de Carlomagno, iba del Loira al Languedoc y tenía dos capitales: Burdeos y Toulouse. Quería englobar por tanto el Ducado de Vasconia que desde la entrega por parte del duque vascón Lupo, del aquitano Hunaldo II y su familia a Carlomagno, había permanecido independiente del poder franco. Quedaba, por tanto, un bastión difícil a traer al orden, los Pirineos, para lo que debió enviar a su ejército.
Como consecuencia de revueltas incesantes de los vascones, Carlomagno se alió al rey de Asturias, con la esperanza de dominar a los vascones, pero el rey de Asturias tenía otros asuntos más urgentes y amenazantes, los musulmanes establecidos al sur. Carlomagno había delegado a los condes el cuidado de la administración de Vasconia, como a Adalric, en el Fezensac. A pesar de los esfuerzos de la iglesia que predicaba la integración en el reino franco, la revuelta era permanente en Vasconia. Mientras tanto Aquitania estaba integrada dentro del reino franco y Cataluña y el Languedoc participaban activamente en los esfuerzos de reconquista de las tierras del sur, sometidas al califa de Córdoba.
En el año 800, cuando Carlomagno venía justamente de ser coronado emperador, los vascones se sublevaron una vez más, Sancho Lobo apareció entonces, enviado por Carlomagno y el Rey de Aquitania, era el hijo mayor de Lobo II, duque de los vascones desaparecido desde hacía treinta años.
En lo que era la antigua Novempopulania, los vascones estaban reagrupados entorno de Sancho Lobo, después entorno de su hijo mayor, Aznar Sancho. Cuando este murió, asesinado por el rey de Aquitania Pipino I, es su hermano Sancho Mitarra quien tomó el gobierno del país, en 836. Sancho Mitarra había pasado su juventud combatiendo al califa de Córdoba en la Vasconia del sur (Navarra y Alto Aragón) al lado de su padre. Sus cualidades militares, pero también políticas, le hicieron salir triunfador de las luchas con Pipino I que le había declarado la guerra. Las tropas de Pipino I habían sido rechazadas a la margen derecha del río Garona, en la época en la que murió Pipino I (838). 68 años después del abuso de autoridad de Carlomagno, la Vasconia había recuperado sus antiguas fronteras naturales.
El rey franco Luis el Piadoso, teniendo que hacer frente a numerosas dificultades, reconoció a Sancho Mitarra el gobierno de la Vasconia. A la muerte de Luis, el imperio fue dividido entre sus tres hijos, de los cuales Carlos el Calvo, que recibió la parte occidental y principalmente el Reino de Aquitania. Pipino II, en principio despojado de su trono de Aquitania, emprendió la reconquista, que llevó a buen puerto gracias a las dificultades que padecía Carlos (las rencillas con sus hermanos y las primeras incursiones normandas). Pipino II se preparaba entonces a penetrar en las tierras de los vascones, en el año 852. Mal le fue pues fue capturado por Sancho Mitarra, quien le entregó a Carlos el Calvo. Es a esta época que apareció en los textos de una forma oficial el Ducado de Vasconia (852), del cual Sancho Mitarra fue, según estos textos, el primer duque.
A partir de 840, los normandos llegaron a las costas atlánticas. Sobre sus embarcaciones, subían cada año los ríos para saquear el país (Toulouse fue saqueado y quemado en 844). Saquearon todo particularmente las iglesias y monasterios y exigieron pesados impuestos a la población. Condom, Eauze y Lectoure fueron entre sus primeras víctimas las más afectadas. Es en este momento (entorno al año 854) que la iglesia trasladará su sede de Elusa, la vieja capital de la Novempopulania, a Auch, menos expuesta, ya que estaba construida sobre un poblado fortificado muy abrupto, y del cual Sancho Mitarra había hecho su residencia ordinaria, cuando no combatía en el otro lado de los Pirineos, a su enemigo de siempre, el califa de Córdoba, y sus aliados.
En el siglo X los piratas escogieron el norte de Francia, de más fácil acceso, para entregarse a sus razzias devastadoras. En 982, fueron finalmente masacrados en Taller, cerca de Castets, a una veintena de kilómetros al norte de Dax, por Guillermo, hijo de Sancho III, duque de Vasconia. El país ya no estuvo expuesto más a las hordas bárbaras.
Sancho Mitarra falleció en 864. La Vasconia era de nuevo independiente del poder franco, y se había convertido para el imperio en una muralla contra los reinos árabes de la península ibérica. El Duque Arnaud, sobrino de Sancho Mitarra, tomó entonces el poder, porque el hijo de Sancho Mitarra era todavía demasiado joven. Vasconia conoció un estado cercano a la anarquía, sobre todo, bajo el ataque de las invasiones normandas que habían recomenzado. La mayoría de los obispados y los monasterios estaban desiertos, los habitantes de las ciudades y los pueblos huían al campo. Los jefes locales aseguraban bien que mal una apariencia de orden y protección. El sistema feudal, con sus señores y sus castillos fortificados, está instaurándose. De acuerdo a las tradiciones vasconas, el poder regresó entonces al hijo de Sancho Mitarra, llamado Mitarra Sancho, que era del mismo temple guerrero que su padre. Él consiguió mantener los normandos en la costa, en la embocadura del Adour, durante todo el tiempo de su reinado (871-886).
Su hijo, García Sancho, "el Encorvado", le sucederá de 886 a 920. A su desaparición, Vasconia se había engrandecido por matrimonio con el condado de Agen y el Rey de Francia, Carlos el Simple, le había reconocido como "Conde y Marqués sobre los límites del Océano". Desgraciadamente, Sancho el Encorvado, antes de su muerte, decidió dividir sus tierras entre sus tres hijos.
El mayor, Sancho García, recibió la mayor parte del principado (toda la parte occidental, de Béarn a la Lomagne), que se convirtió en la Vasconia Major (Gran Vasconia). El segundo, Guillermo García, recibe la parte central, con el Fezensac, entre Eauze y Auch, y por último, Arnaud García, el Astarac, entre Fezensac y Bigorre. Esta división desafortunada condujo poco a poco a una fragmentación de la Vasconia, y la filiación principesca rota llevó a un sistema de autoridad importado del modelo franco, es decir, las relaciones de vasallaje, la feudalidad, hasta entonces desconocidas en Vasconia.
Sancho García tuvo cuatro hijos: García Sancho, Sancho Sancho, Guillermo Sancho y Gombaud y será García Sancho quien le sucederá, pero falleció sin descendencia y es entonces al tercer hijo, Guillermo Sancho, a quien correspondió el Principado. Guillermo Sancho partió a combatir en Navarra y delegó su poder a su hermano Gombaud. Volvió cuando los normandos se mostraron de nuevo amenazadores. Decidió entonces desembarazarse de una vez por todas de estos peligrosos vecinos y los combatió en Taller en 982. Los normandos levantaron sus campamentos y no regresaron más a Vasconia.
El condado de Armagnac, formado en 965, correspondió a Bernard a la muerte de Guillermo García. En cuanto a Pardiac, se convirtió en la herencia de otro Bernardo, hijo de Arnaud García, tras la muerte de este último. También vieron el día el condado de Gaure y el vizcondado de Lomagne. La atomización continuó con las generaciones, llegó a tal punto que el último duque ya no poseía ningún poder. Bajo la doble égida del poder eclesiástico y feudal, la Vasconia prosiguió no obstante su organización. Cuatro obispados fueron constituidos y, en la víspera del año 1000, hubo más de cuatrocientas iglesias construidas. Los duques, jugando sobre la debilidad de los primeros Capetos, manifestaron su autonomía. Sancho Guillermo, hijo del vencedor de los normandos, Guillermo Sancho, murió sin sucesor en 1032. El matrimonio de su hermana Brisce con Guillermo V, conde Poitiers y duque de Aquitania fue el origen de un conflicto de sucesión que durará hasta 1052. Uno de los principales pretendientes, Bernardo I Tumapaler, conde de Armagnac, se dejó entonces arrebatar su herencia por el hijo pequeño de Guillermo, Guy Geoffrou, duque de Aquitania desde 1058. Los duques del Poitou gobernaron Vasconia durante casi un siglo, esforzándose en reducir sus vasallos a la obediencia. Con ocasión de las cruzadas, numerosos nobles vascones intervinieron en Palestina, sobre todo con el tercer ejército del conde de Toulouse. Entre los primeros cruzados que se cubrieron de gloria figuran, al lado del ilustre Gastón IV de Béarn, Raimundo de l'Isle-Jourdain y Astanobe, conde de Fezensac. Los diferentes condados y vizcondados del norte de Vasconia, se diluyeron en el Ducado de Aquitania, posteriormente, en el siglo XII, pasó a formar parte de Inglaterra, fruto del matrimonio entre Enrique Plantagenet de Inglaterra y Leonor de Aquitania. Finalmente pasó a formar parte de Francia.
Los Arabes y el Reino de Pamplona
En el 711 los árabes del califa Musa al mando de Tarik desembarcaron en Hispania, derrotando al ejército del visigodo Roderik o Rodrigo (en la historia es conocido como Don Rodrigo).
La relación entre los vascones y los árabes fluctuó entre la amistad y la guerra. Antes del 714 Musa había llegado ya a Zaragoza. El conde Casius, que dominaba en algún lugar en el valle del Ebro, dándose cuenta de la difícil situación militar, seguramente con la esperanza de conservar sus tierras, pasó el 714 al servicio del Califa, dando lugar posteriormente a la familia mozárabe de los Banu-Qasi. Una familia que tendría vital importancia en el surgimiento del futuro Reino de Pamplona. Un reino que surgió de la cooperación entre los vascones liderados por Eneko Aritza y los Banu-Qasi mozárabes de la ribera del Ebro.
El Reino de Pamplona
Después de la unidad política a través del Ducado de Vasconia, este comenzó a atomizarse despuntando nuevas entidades políticas, Araba (del latín planus, llano), Bizkaia (la cumbre), Gipuzkoa, Lapurdi (del latín Lapurdum, nombre romano de Baiona, su capital) y Zuberoa. En el año 824, un nieto de un duque de Vasconia, sería primer señor de Pamplona o Iruñea (irúñe-á, proviene del euskara arcáico Hiri Ona, Villabona en euskara), se llamaba Eneko Aritza (enéko Arítsa), Enecco o Iñigo Arista, en castellano. Dando lugar a la primera dinastía navarra, la dinastía de los Aritzas. En el año 892, San León, que vino a evangelizar a los vascos, es decapitado en Baiona, ocupada entonces por los normandos.
El Jaurerri o Señorío de Bizkaia
Bizkaia consiguió su independencia del Reino de León, en un día de San Andrés del año 870 en la batalla de Padura, en la cual los vizcaínos derrotaron a las huestes del rey leonés Ordoño.
Anticipándose así Bizkaia a Castilla en la búsqueda de una independencia más de acuerdo con las tradiciones vasconas que con la monarquía leonesa, que trataba de resucitar el reinado visigótico con sus costumbres germánicas. Su primer jaun o señor sería Jaun Zuria (señor blanco). El título de rey en la tradición vasca era el de jaun (yaun, señor), Eneko Aritza también fue designado como jaun de Pamplona y sus descendientes, por influencia occidental, cambiaron el título de jaun a errege (errégue, rey) de Pamplona y por lo tanto el Señorío de Pamplona, pasó a ser Reino de Pamplona. Bizkaia, por el contrario siguió fiel a las tradiciones vasconas y siguió designando a sus reyes como jaun y a su reino como jaurerri (yaurérri, señorío).
El reino de la gran llanura próxima a las montañas, Nabarra
En lucha constante con francos y árabes, el Reino de Pamplona fue extendiéndose hacia los antiguos dominios de los vascones. Al avanzar la reconquista hacia las tierras llanas del sur, el Reino de Pamplona, pasó a llamarse Nabarra (1). Aunque el Reino de Pamplona no pasó a ser oficialmente el Reino de Navarra hasta el siglo XII, durante el reinado de Sancho el Sabio [ el mismo que designó por primera vez al euskara como "Linguæ Navarrorum" (2) ]. Si bien siglos antes ya, el nombre de Navarra era utilizado en los cronicones francos para diferenciar los territorios vascones francos de los independientes. El término navarro, por tanto, era utilizado por los francos para designar a los vascones independientes.
El mestizaje de vascos y mozárabes en la ribera del Ebro y en el romanzado (mitad este de Navarra), dio lugar al surgimiento de una nueva lengua latina, la lengua navarro-aragonesa (3). Si bien el 80% de la población navarra era vascoparlante, el euskara nunca se utilizó para redactar documentos en la corte navarra. Siguiendo los usos de la época, los escritos oficiales se realizaban en latín o en lengua latina autóctona, y por lo tanto se realizaron mayoritariamente en navarro-aragonés. En esta misma época, los ingleses, utilizaron el latín o el romance normando del norte de Francia, mientras que entidades políticas alemanas utilizaron la lengua latina o romances italianos para redactar sus documentos.
(1) Navarra, término que procede del vasco medieval Nabarra. Proviene del vasco "nabar" que significa: "de la gran llanura próxima a las montañas (Pirineos)", más la a de la declinación nominativa vasca. Nabarra era por tanto el nombre antiguo de Navarra en vasco. Como en muchos otros casos de toponimia, el castellano ha conservado una forma muy similar a la arcaica, mientras que el topónimo en vasco ha evolucionado al actual Nafarroa (nafárro-á), aunque hay muchos vascoparlantes que coloquialmente siguen utilizando las formas Nabarra (nabárra), Naparra (napárra) o Nafarra (nafárra), en las que se ve la evolución del topónimo, para designar a Navarra. Por ejemplo el topónimo Lejona (municipio de Bizkaia) se dice en vasco Leioa en el que ya se muestra la pérdida medieval vasca de la n intervocálica, mientras que el castellano conserva el topónimo original. Si bien el topónimo original se pronunciaba Leiona, sin embargo el castellano también ha evolucionado fonéticamente y Lejona se pronuncia actualmente con jota, alejándose de la pronunciación original del topónimo escrito en el castellano de aquella época, que se asemejaba al sonido que quería representar.
(2) "Linguæ Vasconum Linguæ Navarrorum Est", la lengua vascona es la lengua de los navarros, Sancho el Sabio, rey de Navarra (año 1167).
(3) Los primeros escritos en lengua navarro-aragonesa y en euskara, los encontramos en los Códices Emilianenses de San Millán de la Cogolla (para más información sobre estos códices visitar