esto esta extraido de la enciclpedia de la marihuana....isidoro rodriguez
espero os interese

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Los diferentes estudios sobre potencia y rendimiento.
De “ LA ENCICLOPEDIA DE LA MARIHUANA” Isidro Rodríguez.
3.2.1. Sobre los suelos
Uno de los estudios cuidadosamente más controlados, se realizó en 1975 sobre plantas de Afganistán crecidas en un invernadero de los EE.UU. No vamos a profundizar en este amplio estudio, pero sí reflejaremos los datos más interesantes. Todas las variedades en el cultivo fueron constantes, exceptuando la composición del suelo (once tipos distintos). A las seis semanas, antes de producirse la floración, fueron cosechadas ,analizadas y cuantificadas. El nivel de THC siempre superó al de CBD en todos los suelos, exceptuando uno, que fue una excepción y era algo más alto que el promedio del resto en potasio (P) y el calcio (Ca) más bajo. Este terreno rindió unos niveles bajos en cannabinoides.
Los dos suelos que produjeron plantas con dos veces más contenido en THC que los otros nueve suelos tuvieron bajo el magnesio, el hierro y un pH ligeramente ácido. Estas plantas tendieron a ser cortas, tener un peso seco bajo (rendimiento), nódulos cortos y un número bajo de hojas en los nódulos de las cimas, así como un contenido de CBD bastante alto. Aunque las plantas eran inmaduras y bastante pequeñas cuando se cosecharon, los datos obtenidos son bastantes uniformes con los de otras experimentaciones.
Un dato curioso observado por M. Starks (Marihuana Chemistry) en este estudio, el cual parece haberse escapado a sus autores, es que si nosotros calculásemos el contenido total de THC por planta, encontraríamos que las dos condiciones de suelo que dieron plantas con dos o tres veces más THC que cualquier otro suelo, no eran los tipicos preparados para rendir plantas potentes y de alto rendimiento. De hecho, las plantas con un mayor rendimiento, tuvieron menos de la mitad de concentración de THC que las plantas más potentes.
Esta diferencia podría ser superior si hubieran dejado madurar las plantas y utilizado para los análisis solamente las cimas de floración. Las condiciones del suelo y las características de las plantas que obtuvieron el máximo rendimiento, eran notablemente diferentes que las de potencia superior.
Aunque los dos suelos coincidían en el pH ligeramente ácido, el fósforo, potasio y calcio alto, dieron plantas más altas, con un número superior de hojas, mayor número de nódulos, y una relación de hojas en las cimas de floración elevadas. Los niveles de CBD fueron moderados. La explicación para esto puede ser que la variación en los suelos deficientes, inhibe la síntesis de proteínas y carbohidratos en un grado superior al que inhibe la producción de cannabinoides, resultando un rendimiento inferior, pero de plantas más potentes, por lo menos en la primera generación. También afirma razonablemente que si otros tipos de variaciones ausentes de este estudio, pero presentes en la naturaleza, se hubieran aplicado, la variación indudablemente sería aún más extrema. Estos incluirían sequía, cambios en la intensidad de la luz, competición de otras plantas, y daños por los elementos e insectos. Suponiendo que así fuera, la interacción mínima de los suelos en la variedad afgana de este estudio, desarrolló plantas más potentes, y menos de la mitad de altas que las con más rendimiento.
Cualquiera que haya cultivado varias generaciones de cannabis, sobre todo en exterior y mejor aún en "guerrilla" (cuando se siembra en lugares recónditos donde la planta ha de sobrevivir por sí misma o con pequeñas aportaciones humanas), habrá observado que las plantas crecidas en el mismo suelo y en las mismas condiciones, simplemente induciendo a una parte de la siembra a una escasez de riego más extrema, dan como resultado plantas con una producción escasa pero más potente en comparación con sus hermanas que han sigo regadas convenientemente.
Asimismo, el que haya tenido la oportunidad de ver plantaciones de calidad exquisita en Marruecos o cualquier otro país productor como Pakistán, Nepal o el Norte de la India, habrá observado que dichas plantaciones, se cultivan como secano en montañas áridas y pedregosas, sin riegos, ni fertilizantes. En dichas ubicaciones las planta, (sativas-índicas) no llegan a pasar de 80 centímetros de altura, pero eso sí, cargadas, excepcionalmente de resina, mientras que sus hermanas de regadío cultivadas en los valles y tierras bajas llegan a 2,00 metros. La diferencia entre estos cultivos de montaña y los que se realizan en la actualidad en valles fértiles, es notable en cuanto a la calidad del "secano" pero no en el rendimiento de masa vegetal en peso, que es lo que hoy en día interesa a la mayoría de los contrabandistas.
Los diferentes estudios demuestran que una planta de cualquier tipo, sobre todo las autóctonas de otras latitudes, tenderán a una producción menor, pero de plantas más potentes. Muchos datos reflejan que las plantas crecidas en suelos arenosos y pobres también tienen contenidos algo más altos de THC, si bien, estas circunstancias, evidentemente, ocasionarán un estrés que condiciona a la planta. La escasez ligera de nutrientes puede aumentar la potencia, como también muestran algunas investigaciones en plantas crecidas bajo unas deficiencias extremas de nitrógeno, potasio y fósforo: a pesar de proporcionar pequeñas diferencias en los controles de potencia, estas eran dignas de consideración, y en siguientes generaciones hubieran sido más amplias.
Como ejemplo válido, también nos puede servir el de un cultivador que intentó adaptar una variedad marroquí en España, utilizando un sistema hidroponíco. Al principio, la planta se desarrollaba como una bestía, tenía suficiente alimento y agua, al contrario de lo que estaba acostumbrada durante generaciones ancestrales en las montañas rifeñas con unas condiciones totalmente distintas. La planta siguió su desarrollo espectacular, en comparación con sus hermanas cultivadas en secano que imitaban el
ambiente de origen. Cuando llegó la hora de la cosecha desprendía un olor exquisito y presentaba numerosas y grandes hojas casi desprovistas de tricomas glandulares. La floración era escasa en favor del desarrollo de las hojas, y los pocos cogollos eran flojos, desahogados y sueltos. Por el contrario, sus hermanas, aunque presentaban una floración y hojas escasas, mostraban unos pequeños cogollos compactos y resinosos, a la vez que un olor intenso y agradable. Después de un secado y curado realizado correctamente, los resultados de las catas fueron más significativos todavía. Las hermanas, tenían un sabor y aroma agradables, con una potencia media; sin embargo, la cosechada en hidrocultivo se asemejaba a una berza y carecía casi por completo de efectos psicoactivos, su aroma había desaparecido y quedaba un sabor metálico y salado y a madera húmeda, posiblemente ocasionado por las sobrefertilizaciones que originaron una acumulación de sales minerales en las hojas y flores.
Las variedades marroquíes no gozan en la actualidad de una buena calidad, y tan sólo generan resina por las condiciones de sequía extrema a las que son sometidas. Se defienden produciendo tricomas que filtran y difuminan las radiaciones dañinas a la vez que reflejan los intensos rayos solares. También protegen las flores y las hojas de los insectos y de la pérdida masiva de humedad por los estomas de las escasas hojas que desarrollan. Por el contrario cuando tienen agua abundante, fertilizantes y buenas condiciones ambientales, desarrollan un gran tamaño, grandes tallos y masa vegetal, siendo esta su meta, en vez de la de producir resina para protegerse. Cuando la meta de una planta es la producción de resina y cannabinoides, mediante una dominante genética marcada, siempre producirá cantidades altas de resina en cualquier circunstancia, por lo menos en las primeras generaciones, hasta que los sistemas enzimáticos dejan de recibir señales químicas defensivas para realizar la biosíntesis de THC. Al disminuir la intensidad de estas señales, se ve favorecida la biosíntesis de otros cannabinoides y sobre todo de CBD, en detrimento del THC, a la vez que disminuye la producción general de resina en toda la planta que se inclinará por una tendencia clara a cañamizarse.
La mejor absorción de alimento y oxigeno por las raíces del cannabisr se ha establecido en un pH de 5.8 a 6.0 (Bosca y Karus, 1998). No obstante, los nireles de pH son muy, amplios y puedenfluctuar desde 5.2 a 7.0.
3.2.2. Sobre la interacción del nitrogeno (N)
Recientemente se ha establecido en unas investigaciones científicas muy completas realizadas asimismo por Bócsa, et al., que el nitrógeno (N) reduce considerablemente la biosíntesis del THC, tanto en las sumidades floridas como en las hojas, a cambio de proporcionar mayor cantidad de masa vegetal.
Este curioso experimento se realizó en tres sectores de un mismo suelo y- similares condiciones ambientales, utilizando Nitrógeno soluble (NH4N03) comercial en varias etapas del desarrollo de una misma variedad. En el primer sector se usaron 150 mg., de Nitrógeno (N), por Kilogramo de tierra, 200 mg de Fósforo (P) v 250 de Potasio (K), repartidos en 2 fertilizaciones alternadas. En el segundo, 450 mg/kilo de (N), 200 mg de (P) y 250 de (K) repartidos en 4 fertilizaciones alternas, y en el tercero 600 mg/kilo (N), 200 mg de (P) v 250 de (K) también en 4 fertilizaciones alternas. Los resultados fueron concluyentes: El tercer sector más fertilizado, obtuvo un rendimiento medio en seco por planta de 426 gramos con una altura alcanzada de 232 centímetros. El segundo proporcionó un peso de 340 gramos y una altura de 215.6 centímetros, y el primero un peso de 186.7 gramos en seco y una altura de 167.3 centímetros. Los niveles de THC fueron un 22% superiores en las plantas pequeñas con menos Nitrógeno, y un 17% superior las del segundo sector, en comparación con las más fertilizadas del tercer sector. En cambio, el rendimiento fue un 84% y un 130%, superior las del segundo y tercer sector con respecto a las menos nitrogenadas del primero.
Las consecuencias de estas observaciones para el cultivador de marihuana son obvias. Hay dos elecciones básicas, la alta potencia con un bajo rendimiento, o una potencia más moderada y un alto rendimiento. Estas elecciones son importantes, aunque algo drásticas. Si se cultiva en un pequeño habitaculo no sería lo mismo que en un amplio campo, ya que sería más interesante un rendimiento alto para las pocas plantas que se pueden cultivar, en comparación con las grandes parcelas, donde el rendimiento sería algo secundario en relación con la potencia. Hay que tener siempre presente, que no existe un único conjunto de condiciones que proporcione un rendimiento total enorme y una potencia más alta, pues hay que añadir, indudablemente, grandes variaciones en la luz, tipo de suelo, agua y temperatura, que con toda seguridad influirán en los resultados obtenidos. Además, estas condiciones cambiarán apreciablemente con cada tipo de variedad y, por supuesto, en generaciones posteriores.
Independientemente de lo anterior, un cultivador ha de ser comedido con los abonos y fertilizantes químicos, en todas las etapas de desarrollo de las plantas. Se ha de establecer un baremo medio que satisfaga tanto el rendimiento como la potencia y, tan sólo, el Nitrógeno, interfiere la biosíntesis del THC en dosis medias y altas, pero también es necesario para la biosíntesis de proteínas y para un crecimiento fuerte y saludable. En la fase vegetativa su uso ha de ser muy ajustado, y en la fase de floración ha de ir suprimiéndose hasta las dosis mínimas que indican los fabricantes. Durante la maduración y hasta la cosecha, se ha de mantener las mismas dosis que para la floración, sin llegar nunca a suprimirlo del todo.
3.2.3. Sobre la temperatura y la luz.
Unas plantas de otro estudio de cannabis industrial para fibra, cultivadas en Inglaterra, con alto contenido en CBD y bajo en THC, se plantaron y cultivaron posteriormente en Sudán. Los niveles de CBD bajaron significativamente, mientras que los de THC aumentaron escasamente en la primera generación. Aunque no se tienen datos de que continuaran las experimentaciones con otras generaciones, es casi seguro que la genética respondería con cambios sustanciales que darían lugar a diferentes fenotipos y extremos más acusados en los niveles de THC, influidos por el nuevo ambiente del lugar de cultivo.
Varios estudios en los que se usaron cámaras controladas de crecimiento (fitotrones) , donde las condiciones pueden regularse fácilmente, han dado resultados interesantes. Unas semillas sudafricanas rindieron las plantas más potentes, particularmente las masculinas, cuando crecieron a una temperatura de 32°C, en comparación con otras que crecieron a 22° C. Otro estudio usó cuatro tipos diferentes de semillas, dos de climas templados (Illinois (USA) y Nepal), y dos de climas tropicales (Panamá y Jamaica). Los cuatro tipos eran esencialmente idénticos en su capacidad para aumentar la fotosíntesis cuando se intensificó la iluminación, sin que se llegaran a saturar al recibir 120.000 lux (Ver luz. Esto significa que cualquier variedad puede recibir mucha intensidad de luz para un mejor crecimiento. Las plantas crecidas con temperaturas cálidas, tuvierón una actividad_ fótosintética máS alta que las plantas crecidas con temperaturas más frescas. Los contenidos de clorofila de las plantas de Nepal e Illinois eran entre cuatro y siete veces superiores a las tropicales (tendencia común del cannibis subtropical para ser menos verde). Las plantas jamaicanas y las nepalesas aumentaron de tres a cuatro veces los niveles de THC, las de Illinois seis veces y las panameñas continuaron iguales. Las tres primeras doblaron los contenidos en CBD, a excepción de las panameñas que se mantuvieron en los mismos niveles. Independientemente de estos resultados ilustrativos, los lectores se habrán dado cuenta de que conseguir esas plantas panameñas, con una genética tan consolidada y firme, sería un premio para cualquier cultivador de climas templados.
Otra de las investigaciones más significativas, sobre todo para los cultivadores de interior, que se ejecuta estrictamente hoy- en día por todos los profesionales, en relación a la temperatura ambiente, se realizó en un Fitotrón, y se pudo observar que el contenido de THC era el máximo cuando la temperatura se mantuvo a 24°C constantes durante todo el dia y a !o larqo de todo el ciclo vital. En relación al valor máximo obtenido con este régimen, se comprobaron diferentes temperaturas, simulando climas similares en áreas de cultivo tradicionales, con los resultados siguientes: Con 16 horas a 22°C y 8 horas a 12°C (una situación común en áreas templadas), el contenido de THC era 5 veces inferior; siempre comparadas a las cultivadas a 24 °C constantes. A 27° C durante las 24 horas, el contenido era 10 veces menor; y a 32°C durante 16 horas y luego bajando la temperatura a 12ªC durante 8 horas ( áreas donde el sol calienta mucho durante el día pero refresca en la noche), los niveles de THC eran 20 veces inferiores.
La investigación también indicó que las noches con bajas temperaturas, tienden a producir intersexualidad (hermafroditismo).
3.2.4. Algunas conclusiones
Los cultivadores actuales tienen que adaptarse a las nuevas técnicas y descubrimientos que difieren notablemente de los antiguos tratados basados en los requerimientos del cannabis para fibra. Una de las consecuencias más claras es que "las condiciones que proporcionan un mayor rendimiento de cosecha e incluso de cannabinoides, son diferentes de las que proporcionan una marihuana o hachís más potente con altos nireles de THC".
También se ha comprobado que existe un “punto muerto” en que el estrés sufrido inhibe tanto la producción de cannabinoides como el crecimiento general de la planta, resultando en ambos casos un rendimiento menor y ningún aumento de la potencia.
Cualquier cultivador que utilice semillas de calidad, en unos cuantos años de experimentaciones, debería ser capaz de poder manipular la potencia y el rendimiento de sus variedades.
La mayoría de los datos de este capítulo han sido confirmados por otros estudios recientes, y actualmente se ha demostrado fehacientemente que la biosíntesis de THC es inversamente proporcional a la de CBD. También podemos deducir claramente, que el cannabis que crece en climas templados, donde la luz es menos intensa y la caída de los días es más brusca, lo que implica un desarrollo más rápido de las plantas, tiene que adaptarse genéticamente para producir un crecimiento más rápido que el de áreas tropicales. De igual manera, se puede afirmar que no hay un modo significativo para acelerar el desarrollo de plantas procedentes de áreas tropicales, aunque exponiendo las hembras a unos días cortos (p. ej. diez u ocho horas de luz) serán inducidas, probablemente, a una floración temprana, con los problemas adicionales de bajo rendimiento, mayor segregación genética e incluso hermafroditismo. La aclimatación ambiental es una tarea ardua y delicada en algunas variedades tropicales y, generalmente, es más conveniente mantener e imitar las condiciones ambientales de origen, ya sea en cultivos de interior con un fotoperíodo de 12 horas desde el momento de la germinación o en invernaderos dejando que las plantas se desarrollen a su ritmo de origen y concluyan tarde, siempre debemos tener paciencia aunque las condiciones de cultivo sean largas y tediosas.
HASHHHHTALUEGO
