el lugar perfectamente disimulado es muy difícil de encontrar, por lo que a veces tendrás que realizar operaciones de camuflaje para disimular el jardín y así evitar que nadie se acerque. A continuación, encontrarás una serie de trucos ingeniosos de camuflaje que te pueden ser útiles, aunque a la jora de la verdad lo que cuenta es tu imaginación y creatividad y el uso que sepas hacer del material que haya a tu entorno:
dispersión orientativa: no cultives/cortes la vegetación de más de 10 metros cuadrados de terreno en el mismo lugar. un enorme claro en el bosque puede resultar muy atrayente para los curiosos.
operaciones encubiertas: una vez excabados los agujeros de plantación, extiende mantillo de hojas sobre toda la tierra removida para evitar que sea vista a través de la vegetación. que no se note que alguién ha hecho un agujero para plantar; así si algún ingenuo se acerca demasiado no reparará que aquéllo es cultivado e incluso pueden llegar a creer que es maleza.
en invierno la protección latente del cultivo es adicional pues los buscadores de setas o cazadores no se detendrán ante una (de las numerosas) concavidades del suelo del bosque.
casamatas: si puedes plantar entre zonas arbusivas, fabuloso. una protección adicional se logra plantando, zarzamora y zarzaparrilla o etendiendo pedezas de maleza espinosa cortados en los alrededores del jardín.
pendiente crítica: crea el jardín en una ladera con maleza y una pendiente pronunciada; ésto alejará a los perezosos, ancianos o niños. además, el desnivel te ahorrará cortar muchas ramas para que entre la luz. si encuentras un pequeño rellano en medio de la ladera, major.
efecto túnel: haz lo posible para que el lugar de plantación no sea accesible "de pie"; si puedes, corta ramitas de los arbustos y prepara un túnel por el cual se tenga que pasar a cuatro patas una poca distancia. esto disuade por lo menos a los cazadores que no se arrastrarán con la escopeta.
huerto tradicional: como ya se ha dicho, cultivar tomateras, maíz u otras plantas de huerto de estatura cannábica ayudan a disimular una pequeña plantación, sobretodo si plantamos en huerto o casa.
la cueva de alí babá: arréglatelas para que el jardín tenga sólo una vía posible de acceso. entre viaje y viaje, obtruye esta única vía con una gran bola de quita y pon hecha de zarzas, matorral o algo engorroso que no apetezca tocar a ningún curioso.
cortador de cabezas: eliminando la yema apical de la planta, lograremos que esta ramifique, no creciendo tanto a lo alto y sí más a lo ancho. esta operación se realiza cuando la planta tiene unos cuatro pares de hojas y se puede volver a realizar al cabo de otros cuatro pares de hojas para obtener así un total de 4 puntas de crecimiento. eliminaremos solamente la yema y el micropar centrales de cada rama cada vez, intentando no dañar las yemas adventicias que crecen más abajo. esto es útil si tenemos vecinos curiosos y sólo nos separa de ellos un simple muro que nuestras plantas tienden a sobrepasar.
flexibilidad logística: las ramas de la planta se pueden dobrar sujetándolas con un cordel atado pero sin que toquen el suelo; ésto se debe realizar desde el principio para que la planta se adapte a la torsión; si doblamos una rama adulta seguramente la partiremos. permite camuflar las plantas tras muros o vegetación de escasa altura, al tiempo que al eliminar la dominancia de la rama central, permite un desarrollo igualitario de las ramas laterales.
ni decir que si algún conocedor de la marihuana se acerca demasiado, descubrirá el pastel. de nuevo, usa tu imaginación para obtener camuflajes ingenioso que se adapten a tu entorno y a tus necesidades específicas.
comandos agrícolas para la liberación de maría