Buen hilo, Jipi. Ahí va mi rollo.
Esto fue hace más de un cuarto de siglo. Eran las fiestas de verano de mi pueblo, allá por el norte, y estaba mi familia con otras dos familias de sobremesa de cenorra, jartos de sidra y ya con el whiskeo y esas cosas de los ultraviejos cuando pasó un conocido punto del pueblo que le llamaban el Cofradías, con fama de porrero. Un amigo de mi viejo, que era el más moderno porque había estao exiliao en Argentina por rojo, le dijo a voces, "oye Cofradías, ven aquí y nos a vas a hacer un porro de esos que te haces tú". El tipo entró al cachondeo riéndose y diciendo que chitón que nos llevaba el sargento a todos pal cuartel, pero por aquel entonces se podía fumar tranquilamente en cualquier sitio, que como mucho te decían "aquí no me hagáis porros". Yo tenía 14 años, y había ya fumao mucho con el Cofradía, pero delante de mis viejos por muy festivos y tajas que estuvieran, había rayas que no se podían cruzar.
El caso es que una vez el porro hecho, el rojo empezó a decir cómo se fumaba eso, yo con ganas de levantarme a cada momento y corregirle, pero había cosas que un crío de 14 años en los 70's no debía saber. Por fin decidió que se fumaría "a la americana", a calada y aguantarlo en los pulmones hasta que diese la vuelta (con 15 o 20 que eran, morirían ahogaos esperando la vuelta). Todo iba bien hasta que le tocó a mi madre, que discretamente se lo pasó al siguiente, pero resultó en buya general, tenían que fumar todos. Mi madre se negó. Era una mujer muy guapa y las mujeres guapas se enconan y cruzan los brazos y dicen no pero la gente insiste. Mi padre decía a media voz, venga, mujer, incluso los menores la animábamos, venga mamá, que si no no tiene gracia, y por fin dijo "bueno, pero me hacéis uno para mi sola, que ese está chupao". Luego lo típico, dos caladas y pa mi padre, se puso a toser, puesto que ni tabaco fumaba la probina, se me mareó y todo, pero los demás agarraron un descojono con los dos porros que aquello degeneró en chistes verdes, palabrotas y canciones regionales.
Como eran las fiestas, aproveché para pasar el cepillo y con las contribuciones le compré medio talego al Cofradía.
Pocos meses antes de morir mi viejo, estaba yo sentao en el salón de su casa leyendo un libro y fumando un canuto de grifa, y entró él. Se quedó parao mirando hacia mi, yo haciéndome el sueco con el libro. Me dijo ¿qué estás fumando? Quedé callao al principio, pero le dije casi saltándoseme la risa "tabaco rubio mezclao con negro" y le miré desde mis 40 años añadiendo "te llevo engañando casi 30 años" a lo que me respondió con un enigmático "o yo a tí...".
Los chavales creen que sus viejos son como los de la tele, y a los viejos les pasa lo mismo. Ahora tengo otra generación detrás, todo sobrinos porque no tengo hijos. De cinco, uno ha salido porrero. Un día casi lo ahogo con variedades que para él eran cuasimíticas, y ahora cada vez que me acerco se espanta del amarillo que pilló, jeje, ¿otro canutín, salao? Fumeta de finde, sector moderao, a su edad ya había probao yo hasta el estramonio, pero él cree que siempre fui así.
Y tu mamá también...