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Marihuana: La prohibición casi fue, pero ¿se legalizará inteligentemente?

31 August, 2014, 21:00 PM
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I. Un profe tipo ‘Breaking Bad’

Nos guiaron a la parte trasera de un negocio innombrable en una zona comercial del Valle de San Fernando, un ambiente oscuro con solo un estante contra la pared usado para almacenar cachivaches. Uno de los empleados dice “¡Disfruten!”, empuja una de las repisas del estante y se abre en la pared una puerta de metal que estaba escondida. Tras cruzarla, pasando un corredor de unos 30 pies, hacemos a un lado una cortina de terciopelo morado y el olor intenso a ganja nos recibe como una cachetada. Pantallas gigantes con los playoffs de hockey, música, unas cuantas mesitas circulares, un montón de pipas de todo tipo y precio, y mucho humo y carcajadas. Es el edén para quienes gustan de la marihuana: el “smokeasy” más chévere de Los Ángeles.

Parece uno de los barcitos secretos de la era de la Prohibición del Alcohol en los 1920s, precisamente conocidos como “speakeasy”. Igual que entonces, para entrar a este establecimiento necesitas conocer a alguien y una clave, como por ejemplo “710”, lo cual es “OIL” invertido, haciendo referencia a los potentes extractos de cannabis que se ven hoy en la mayoría de dispensarios.

Clandestino y exclusivo, pero con miles de seguidores en Instagram es un secreto ya famoso.

La misión era conversar con Afgoo Head , quien consiguió acceso al lugar para este reportero. Afgoo ―su identidad no será revelada por su seguridad― es un exprofesor del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD por sus siglas en inglés) que se alejó de los salones de clase y ahora se dedica a cultivar marihuana y a ‘rolear’ cigarros tan buenos que le han ganado admiración en la comunidad del cannabis. Su técnica lleva a otro nivel la manera cómo se fuma esta planta, tomando una idea del pasado como los “Thai Sticks” y combinándola con ingredientes de hoy para forjar el futuro. El resultado son unos tronchotes gigantescos con varios gramos de los mejores tipos de sativa e indica embadurnados con extractos de alto contenido de Tetrahidrocannabinol ―o THC, el ingrediente psicoactivo que pone ‘high’― como hash, oil o wax, y envueltos en hojas de mota cuidadosamente curadas.

A los maestros “torcedores” de Cuba les toma unos minutos hacer los mejores habanos del mundo, pero el proceso de Afgoo tarda días. Ese esfuerzo se ve reflejado en la calidad del producto final y también en el precio. Mientras que los cigarros más “pequeños” ―con unos siete gramos de hierba, cuatro de wax y tres de hash― valen $300, los más grandes ―de media libra― valen $4,000.

“$2,000 en producto y $2,000 por mi tiempo y esfuerzo”, dijo Afgoo.

Mira este video y conoce más de los Thai Sticks de Afgoo:

El contacto inicial con Afgoo fue en The Treehouse , un establecimiento en el Sur de L.A. que era el único en la ciudad donde legalmente se podía ir a medicar con marihuana. “Era” porque semanas después de nuestra visita, el negocio cerró por quejas de vecinos sobre el ruido , aunque la exmanager, Aggie Karmelita, aseguró que jamás habían tenido problemas con negocios o residentes de la zona. La entrada era para todos, nada de palabras secretas, pero sí debías presentar la recomendación de un doctor para consumir cannabis.

Si bien la marihuana es ilegal a nivel federal, es permitida en California bajo ciertas condiciones. Igual que en los 1920s habían argucias legales que permitían el consumo de alcohol, como recomendaciones de doctores, actualmente en Estados Unidos hay una corriente que ha hecho de la ganja algo quasi-pseudo-semi-legal en casi la mitad de todos los estados . El diálogo ya no debería ser si se legalizará, sino cómo lo haremos.

Afgoo es una de esas personas que tuvo que adquirir costumbres batmanescas, como tener una guarida oculta o esconder un secreto enorme a sus seres queridos, para mantener encubierta su pasión por la marihuana. Por un lado está su preocupación por su seguridad ―por las autoridades y porque tiene un ciclo de cultivo de unas 700 plantas, lo cual vale mucho dinero― y los peros de una familia mexicoamericana conservadora en la que todavía el tema de la hierba es un tabú. Por otro lado, sus ganas de volver a trabajar como profesor algún día. Si supiera LAUSD, seguro que no le dejaría enseñar. Curiosamente, entre sus más de 103 mil seguidores en Instagramdonde explica detalladamente el proceso para hacer bates de marihuana , hay unos 80 de sus antiguos estudiantes.

“Me siento un hombre libre sólo hasta al momento que tengo que salir de mi casa”, dijo Afgoo. “De ahí en adelante, soy una persona clandestina, una persona discreta. No es que siempre tenga en mente lo que hago, pero siempre tengo que estarme cuidando, tengo que estar seguro que estoy limpio, que no huelo, que no tengo sustancia en las manos, resina o fragmentos de hojitas ni nada”.

Échale un vistazo a los cannacigars de Afgoo Head en esta fotogalería:

La marihuana ha cambiado considerablemente la vida para Afgoo desde que comenzó a usarla hace nueve años con propósitos medicinales por sufrir el síndrome del túnel carpiano. Ahora, aparte de apreciar sus propiedades médicas, la planta es para él una herramienta de creatividad y un vehículo que le ha permitido hacer nuevamente lo que lo atrajo de ser profesor: enseñar.

“Mi parte favorita (de ser maestro) es compartir ideas y poder reducir ideas grandes y conceptos complicados de una manera simple para que cualquier persona lo pueda entender”, dijo Afgoo. “Eso es básicamente lo que he hecho en Instagram  y mi website “.

El día de la entrevista con Afgoo, se consumieron cantidades industriales de marihuana, suficiente para ir a dormir y despertar al día siguiente todavía fumigado. Difícil que tal exceso sea por propósitos medicinales pero, contrario a los estereotipos tipo ‘Reefer Madness ’ de las noticias o películas, no se robó, mató o encaminó a nadie a drogas más fuertes, ni tampoco se le dio mal ejemplo a ningún niño, ni ganaron los terroristas, ni se fue el país al diablo.

II. Cannabis y Washington

El tema de la prohibición del cannabis no es de vital importancia para la sociedad como otros asuntos pero, al tener un impacto en tantas vidas, es innegable que es relevante. Se estima que a nivel mundial entre 125 y 200 millones de personas la usan. En otras palabras, es la droga más popular.

Desde 1972, la marihuana está clasificado como una droga Schedule 1, haciéndola ilegal y poniéndola al mismo nivel que la cocaína, la heroína o la metanfetamina. Las restricciones para su cultivo, posesión y uso comenzaron desde los primeros años del siglo XX con el Pure Food and Drug Act, que mandaba etiquetar cualquier remedio de venta libre que tuviera cannabis entre sus componentes. A nivel internacional, la Convención Internacional de Opio marcó el comienzo de una serie de acuerdos que crearon las condiciones para la actual guerra contra las drogas. Y en los 1970s, EEUU tomó un rol de liderazgo en el impulso de la guerra contra las drogas, de acuerdo al reporte Ending the Drug Wars delLondon School of Economics.

A pesar de la prohibición y la guerra contra las drogas, en EEUU se ha percibido en la última década un cambio de percepción de la hierba entre el público general, el cual ha ganado incluso un mayor impulso en los últimos dos años. Mientras que 31% de la gente apoyaba la legalización de la marihuana a comienzos del milenio y 46% en 2102 , cifras de una encuesta de Gallup de 2013 indican que 58% quiere un fin a la prohibición. El valor total del mercado de ganja en EEUU ―medicinal e ilícito― oscila entre $15 mil millones y $30 mil millones, de acuerdo a un estimado hecho en el libro Marijuana legalization: What everyone needs to know usando cifras de RAND Corporation y Office for National Control Policy.

Deberíamos darnos por vencidos con la prohibición del cannabis“, dijo Mark Kleiman, coautor de ese libro y profesor de políticas públicas en UCLA que ayudó a desarrollar el modelo de legalización en el estado de Washington. “$40 mil millones al año es un mercado demasiado grande. Pongamos eso bajo control. Eso no significa que yo crea que [la marihuana] es particularmente segura. Es sólo que los esfuerzos para controlarla como algo ilegal ya no parecen valer la pena“.

Toda prohibición tiene su punto de quiebre. Pasó en los 1920s cuando varias comunidades que fueron contra el gobierno federal para permitir la venta y consumo de alcohol, y también recientemente con el impulso ganado para el apoyo al matrimonio gay y los derechos LGBT luego del caso Goodridge vs. Department of Public Health o la decisión de la Corte Suprema de California sobre la Proposición 8. Al parecer ese momento de inflexión va llegando para la legalización del cannabis en la sociedad estadounidense.

Navega a continuación este mapa para ver las leyes particulares de cada estado sobre marihuana:

Aparte de que cada vez más ciudades, condados y estados promulgan sus propias leyes para regularla, yendo evidentemente en contra de la prohibición federal ―como Colorado y Washington, que se convirtieron en 2012 en los primeros estados en los que sus votantes aprobaron la legalización para uso recreacional― la corriente de cambio también se ve en el congreso. Está como ejemplo la aprobación por parte de la Cámara de Representantes de una moción que le quita los fondos a la DEA para sus operativos en áreas que hayan aprobado leyes de marihuana medicinal . Además, un memorándum del Departamento de Justicia explica que se permitirían experimentos de democracia locales pro-cannabis siempre y cuando no se vaya en contra de ocho prioridades del gobierno federal:

 

-Prevenir la distribución de marihuana a menores -Prevenir violencia y el uso de armas de fuego en la cultivación y distribución de marihuana
-Prevenir que ganancias de la venta de marihuana vayan a empresas criminales, pandillas y carteles -Prevenir la posesión o uso de marihuana en propiedad federal
-Prevenir la llegada de marihuana de estados donde es legal a otros estados -Prevenir el cultivo de marihuana en tierras públicas y los daños ambientales que presenta la producción de marihuana
-Prevenir que actividad relacionada a la marihuana permitida por el estado sea usada como un pretexto para el tráfico de otras drogas ilegales u otra actividad ilegal -Prevenir que la gente maneje intoxicada y la exacerbación de otras consecuencias adversas de salud pública asociadas con el uso de la marihuana

En testimonio en el Congreso el 10 de septiembre de 2013, el Fiscal de la Nación Adjunto James Cole se refirió a la decisión del gobierno federal de no ir contra las leyes de Colorado y Washington.

Sería un juicio muy difícil prevenir (preempt) las leyes de descriminalización del estado”, dijo Cole. “Quizás su esquema regulatorio sería más fácil para nosotros, pero entonces lo que tendrías es marihuana legalizada y ningún mecanismo dentro del estado para intentar regularlo y esa probablemente no es una buena situación que tener”.

Evidentemente, la resistencia más tenaz contra los esfuerzos para ganja medicinal o recreacional ha provenido de la DEA y otras agencias del orden, cuya mayoría de arrestos relacionados a drogas son de marihuana. Aunque para algunos es difícil admitirlo ―como Michele Leonhart, jefa de la DEA― los esfuerzos de legalización o descriminalización son como apagar la luz y cerrar las persianas en la oficina de Elliot Ness, con él presente, a fines de los 1920s, cuando maceraba una ola imparable para acabar con la prohibición del alcohol en múltiples puntos del país. En una presentación en el congreso, luego de que el representante Frank Wolf (R-VA) lamentó que las leyes pro-marihuana en Colorado y Washington sean parte del legado del Fiscal de la Nación Eric Holder, le preguntó a Leonhart si sus agentes se sentían desmoralizados como resultado de la legalización.

“En realidad, nos hace luchar más fuerte”, respondió Leonhart.

Si bien los últimos tres presidentes de EEUU han admitido haber consumido cannabis e incluso Obama dijo que la marihuana es menos peligrosa que el alcohol en una reunión con representantes de agencias del orden de todo el país ―por lo que Leonhart lo criticó― eso no significa que la Casa Blanca esté a favor de la legalización. El 28 de julio de este año, un día después de que New York Times publicó una editorial pidiendo el fin a la prohibición , Washington respondió que se opone por los riesgos que generaría para la salud pública, listando:

 

– El consumo de marihuana afecta el desarrollo del cerebro – El consumo entre niños de edad escolar tiene efectos negativos en sus logros académicos
– La marihuana es adictiva – Los conductores intoxicados son un peligro en las calles y carreteras.

En esa réplica, además de reconocer que el sistema criminal de justicia necesita una reforma por afectar desproporcionalmente a algunos grupos, la Casa Blanca concluye diciendo que cualquier discusión sobre la legalización debe ser guiada por ciencia y evidencia , y no ideología o ‘wishful thinking’.

III. Entre legalización y prohibición

Uno de los argumentos más importantes contra la legalización de la marihuana es la falta de conocimiento científico que hay sobre la planta, sus componentes y su efecto en las personas. ¿Pero y por qué simplemente no se estudia a profundidad? Porque está prohibido federalmente y es muy difícil y tedioso conseguir aprobación para hacerlo. Eso indudablemente dificulta que la discusión sobre el fin de la prohibición esté encaminada por evidencia científica. Hace poco, por ejemplo, Sue Sisley, una profesora de psiquiatría de la Universidad de Arizona que pretendía explorar si el cáñamo puede ayudar a veteranos de guerra con estrés postraumático, fue despedida sin siquiera haber comenzado su investigación .

No obstante, eso no significa que algún potencial de la marihuana no haya sido reconocido. Además de que el gobierno federal legalizó el cultivo industrial de fibra de cannabis (hemp) ―un tipo de ganja casi sin nada de THC que se usa para textiles, papeles o combustibles― está el caso de los cuatro pacientes estadounidenses que reciben su cargamento de mota del “Uncle Sam”. Así es, ese tío es un hippy que cultiva en la Universidad de Mississippi desde 1978 bajo el Compassionate Investigational New Drug program y reparte mensualmente 34 onzas de su cosecha con unos cuantos.

“Si el gobierno federal tuviera buena fe para investigar si la marihuana tiene beneficios médicos, ¿por qué no estudian a esta gente, cuyos doctores están obligados a llenar reportes cada mes?”, dijo Karen O’Keefe, directora de políticas estatales en Marijuana Policy Project, una organización que apoya la legalización. “Pero no hicieron ninguna investigación. El único estudio sobre estos pacientes fue hecho por un doctor financiado privadamente y halló que incluso con la mala marihuana del gobierno ―la cual tiene muchas semillas, ramas y puede estar congelada o no tener mucha potencia― pero incluso con esta marihuana de mala calidad en joints se reportaron múltiples beneficios”.

Navega a continuación una línea de tiempo con las legislaciones más importantes sobre ganja en EEUU:

Most important marijuana landmarks in the U.S.  on Dipity .

Casos recientes documentados de beneficios medicinales con la marihuana están relacionados principalmente con el uso de cannabinoides (CBDs), uno de los componentes de la planta que parece ayudar eficazmente a pacientes de epilepsia, glaucoma, esclerosis múltiple o que están recibiendo quimioterapia. Aunque se puede encontrar en California fácilmente clases de ganja con dosis de CBDs en todo tipo de presentaciones ―aceites, cremas, pastelitos, pastillas, porros y hasta bebidas― la gran mayoría de los tipos de mota que se vende en los dispensarios se enfoca en tener un alto contenido de THC, el compuesto que pone ‘high’. Sumado a la facilidad con que la gente puede obtener una recomendación de un doctor y a las pocas investigaciones sobre su impacto, explica por qué hay la percepción de que el potencial médico de la planta es un mito.

“Creo que el ‘truco medicinal’ fue exitoso”, explicó Kleiman. “Completamente deshonesto, pero exitoso. La mayoría de la gente no puede comprender la noción que algo puede ser una medicina y también una droga peligrosa, incluso si la morfina, la metanfetamina y la cocaína son todas medicinas. No hay conexión entre decir ‘cannabis es útil medicinalmente’ y ‘cannabis es seguro'”.

“Los cannabinoides son medicinalmente útiles y marihuana no es el nombre de la medicina” agregó Kleiman, quien considera que la planta en sí presenta demasiadas variables para ser medicina. “Esos son dos afirmaciones, aunque parecen ser contradictorias“.

Mientras que el riesgo principal de la legalización es el aumento en el consumo y adicción a la marihuana ―incluyendo todos los efectos secundarios que eso implica― lo positivo que potencialmente se obtendría es, aparte de una reducción en actividad criminal y encarcelamientos, una mayor recaudación de impuestos que pueden ser destinados al sector educativo (Colorado vendió $24.7 millones de cannabis solamente en junio ), una mejora de calidad y seguridad del producto, y, por supuesto, libertad para millones de consumidores clandestinos.

“Hay 33 millones de personas que son criminales bajo ley federal”, dijo Kleiman. “Están violando la ley federal por algo que, en su mayor parte, no le hace daño a nadie”.

Semanas después de la entrevista con Afgoo en el smokeasy del Valle de San Fernando, él fue detenido por supuestamente manejar muy rápido por un policía en Los Ángeles que revisó su vehículo y encontró alrededor de medio gramo de wax. Luego revisó su teléfono sin su permiso o una orden de cateo ―algo que, según la Corte Suprema, la policía no puede hacer― y vio las fotos de cigarros grandes y plantas de marihuana. Con esa información, se obtuvo una orden del juez para hacer una redada en su residencia. Así, una pasión que generaba inspiración y alegría en la vida de Afgoo se convirtió repentinamente también en una fuente de sufrimiento, no solo para él sino también para sus seres queridos.

La experiencia con la policía le costó como una libra de ganja a Afgoo, principalmente residuos. Casi nada. En cambio, la tragedia fue a nivel personal: su caso fue referido a la agencia de servicios infantiles y de familia y le quitaron la custodia de sus hijas. O sea, todo.

“[Mis hijas] siempre fueron mi prioridad número uno”, dijo Afgoo. “Siempre las he mantenido lejos de mis medicinas y mi estilo de vida relacionado al cannabis. Era como vivir una doble vida, pero por su protección. Cuando el policía me amenazó con ‘hacer una redada en mi casa y llevarse a mis hijas si encontraban algo ilegal’, sentí que estaba haciéndolo deliberadamente tratando de herirnos donde más duele. Mis hijas son sagradas para mí, por eso siempre hice todo para mantenerlas seguras. Pero este mothe%$&#@r se esforzó al máximo para herirme. Creo que fue un acto cobarde. Cuando la corte de niños me ordenó que parara de fumar y que tomara clases de consejería de drogas, rápidamente acepté y no he fumado desde entonces porque [mis hijas] son mi vida. No he podido dormir más de tres horas y el dolor en mis antebrazos ha regresado con una venganza brutal. Pero nada importa, mientras que tenga a mis hijas de vuelta“.

Aún después de esa experiencia con el sistema, Afgoo no cree que la legalización o el consumo de la marihuana deban estar relacionados con la libertad personal.

“Sería como decir ‘voy a fumar porque ellos me están diciendo que no debo hacerlo'”, explicó Afgoo. “Pienso que el uso de la marihuana debería de pasar por un concepto de superación personal, no sólo la libertad personal, porque la marihuana te hace pensar diferente, te hace analizar diferente, abre tu mente… te da la oportunidad de poder apreciar las cosas pequeñas, entre muchas posibilidades que tiene la marihuana, te da la oportunidad de enseñarte algo que siempre estuvo ahí”.

Los argumentos para la legalización son diversos y la corriente parece indetenible, al menos en EEUU. Por eso el diálogo ya no debe ser sobre si legalizaremos el cannabis, sino la manera cómo lo haremos. Jon Caulkins, coautor junto a Kleiman de Marijuana legalization: What everyone needs to know, explica en ese libro que se opone a la legalización pero propone reformas como la descriminalización y el cultivo en casas para reducir el mercado negro. En otras palabras, ni legalización ni prohibición.

¿Y qué opciones hay entre la legalización y prohibición de la marihuana? Según Kleiman, hay seis:

 

-Quedarnos como estamos: todo lo asociado con la marihuana es virtualmente ilegal. -Legalización sin comercialización: permitir cultivo en residencias privadas o por cooperativas de consumidores.
-Descriminalización del uso, manteniendo la producción y distribución ilegales. -Permitir la comercialización, pero con altos impuestos y restricciones al mercadeo, o lo equivalente a alguna forma de monopolio de estado.
-Permiso para cultivar, usar y regalar marihuana, pero no para cultivarla profesionalmente o venderla. -Seguir el modelo del alcohol, con bajos impuestos y permisividad para la publicidad.

Pepe Mujica, presidente de Uruguay, donde se legalizó la marihuana en 2013, criticó los modelos de Colorado y Washington porque no establecen límites en la cantidad que se puede comprar. “Es una ficción lo que están haciendo en Colorado”, dijo. Kleiman se mostró de acuerdo con las críticas de Mujica, ya que considera que un sistema de venta libre como el del alcohol no sería lo ideal.

Para Kleiman, el modelo ideal de legalización sería con un monopolio del estado o manejado por cooperativas. “Pero eso probablemente no pasará”, comentó. A diferencia de O’Keefe, quien cree que iría contra el estilo de vida y libertades estadounidenses, Kleiman quisiera límites de cultivo, consumo o compra de marihuana. Es más, propone que esos límites y los impuestos estén basados en la concentración de THC.

“Si vas a imponer impuestos, no tiene ningún sentido cobrarlos por onza de hierba”, comentó Kleiman. “Porque lo que te intoxica es el THC y, si intentas cobrar impuestos por onza de hierba, la manera como obtienes la mayor intoxicación por los impuestos más bajos es tener el nivel de THC más alto posible. Eso no es lo que quieres. Te da el incentivo incorrecto”.

Una ley que nadie respeta no es una buena ley y la prohibición de la marihuana parece encajar en esa categoría, así como hace un siglo ocurrió con la prohibición del alcohol. Cada vez más gente, políticos y autoridades locales se dan cuenta que los daños de la fracasada prohibición son mayores que sus beneficios.

Sin embargo, hay que dejar claro que el fin de la prohibición no es la gran panacea.

La legalización no acabará con los cárteles, pero les quitará un porcentaje considerable de sus ganancias. La legalización no acabará con el hacinamiento carcelario de EEUU, pero ayudará a disminuirlo. La legalización no acabará con la deuda externa, pero los impuestos recaudados podrían ayudar a financiar el sector educativo. La legalización no terminará con la separación de familias, pero contribuirá a que la gente no pierda sus empleos, sea deportada o pierda a su familia, como Afgoo, por elegir consumir una hierba. La legalización no acabará con el estigma y tabú relacionados con la marihuana, pero contribuirá a que más gente viva libremente y sin dobles vidas. La legalización no terminará completamente con el mercado negro, pero lo reducirá. La legalización será televisada, tuiteada, facebuqueada e instagrameada y generará la explosión de una cultura e industria enorme que necesitará ser regulada inteligentemente.

“Pronto se le preguntará a los candidatos a la presidencia sobre su posición sobre la legalización de la marihuana”, dijo Kleiman. “Necesitarán una buena respuesta. Propongo algo como: ‘No estoy en contra de toda legalización; estoy en contra de legalización tonta’.

¿Pero cuáles serían las implicancias de la legalización en EEUU para el resto del mundo y para la guerra contra las drogas? ¿Estamos listos para un diálogo a nivel mundial? Ni siquiera lo estamos en EEUU, a excepción de algunos ejemplos aislados, porque todavía es un tabú, no solo en las familias latinas conservadoras como la de Afgoo, sino en la sociedad en general. Hasta que podamos tener esa conversación de una manera adulta y con evidencia científica, seguirá existiendo el mercado negro y las puertas clandestinas que lo conectan a las vidas de millones de personas.

Publicado en La Opinión.

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