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Cómo hacer un bonsai con una planta de cannabis

25 February, 2019, 9:13 AM
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La gente que cultivamos cannabis habitualmente, solemos ser personas con muchas inquietudes. Todos comenzamos cultivando una planta sin experiencia de ningún tipo. Y, cometiendo más fallos que aciertos. Poco a poco vamos mejorando gracias a consejos y como no, a la propia experiencia. Cada vez queremos ir más allá, experimentando con podas y otras técnicas de cultivo, seleccionando alguna planta madre, haciendo alguna polinización controlada para conseguir unas pocas semillas… en definitiva, se busca siempre comprobar todo lo que nos puede ofrecer esta fantástica planta.

Algo que realmente resulta muy reconfortante es hacer un bonsai con una planta de cannabis, o al menos intentarlo. La esencia no deja de ser la de mantener una planta madre, para lo que lógicamente necesitaremos un espacio que garantice unas condiciones apropiadas para su constante desarrollo vegetativo. Ésto no deja de ser una iluminación artificial con un fotoperíodo de crecimiento, además de una buena ventilación ya que el cannabis consume grandes cantidades de CO2. El que cuente con un cultivo interior con una zona de crecimiento, ya cuenta con la mejor opción posible.

Comenzamos hablando del bonsai, que es una palabra japonesa compuesta. “Bon” se traduce como “bandeja” y “sai” como “cultivo o cultivar”. Y aunque sea una palabra japonesa, el origen de los bonsais es chino. Hace aproximadamente unos 2000 años los monjes taoistas cultivaban sus propios arboles enanos en bandejas como un objeto de culto. Los consideraban como un enlace entre el cielo y la tierra. Sólo aquellos que podían mantener un árbol en una pequeña maceta, tendría garantizada su eternidad. Para ello intentaban transmitir todos los rasgos de un árbol nacido en plena naturaleza, a un árbol cultivado maceta o bandeja.

Los bonsais se suelen hacer con árboles de hoja caduca y perenne. En unos casos es realmente precioso ver como en cada temporada un bonsai revive con multitud de hojas y nuevas ramas, en algunas casos hasta producen pequeños frutos. En otros se conserva el bonsai todo el año con hojas, como puede ser el caso de las coníferas. El cannabis pese a ser una planta de temporada, todos sabemos que manteniéndolo con un fotoperíodo de crecimiento estará en constante desarrollo. Además el gran crecimiento que tiene hace que en poco tiempo se pueda comprobar como nuestro entretenimiento va adquiriendo forma.

Lo primero es contar con una planta y una bandeja. Para empezar siempre será mejor un esqueje, ya que la semilla es casi inevitable que desarrolle un largo tallo desnudo hasta las primeras hojas. Además los primeros nudos producen ramas muy débiles. Un esqueje además podemos seleccionarlo a nuestro gusto. Quizá la planta nos ofrezca alguno con alguna determinada forma que podremos aprovechar. En cuanto a la bandeja, siempre será mejor opción que una maceta. No interesa su profundidad, pero sí que tenga una buena capacidad para que las raíces se desarrollen cómodamente.

Y por otro lado, lógicamente necesitaremos un espacio interior donde podamos tener a nuestro pequeño arbolito en una fase de crecimiento. No necesitamos mucho más que un temporizador y una pequeña lámpara con una bombilla de bajo consumo. Que no nos preocupe la baja intensidad lumínica y que la planta no crezca muy rápido. Es justo éso lo que nos interesa, un crecimiento lento pero constante, por supuesto se puede aprovechar la luz exterior del sol, pero siempre complementando con la interior para que en total reciba 16-18 horas de luz, todos los días la misma cantidad.

En cuanto al sustrato, como siempre optaremos por uno bueno. Éste debe tener una buena esponjosidad y en este caso con una cantidad baja/media de nutrientes. No nos interesa un sustrato muy fertilizado para un crecimiento explosivo, sino lento y constante como ya hemos repetido. Cada determinado tiempo, cuando las raíces ya hayan colonizado todo el sustrato, habrá que hacer una pequeña renovación del mismo, para lo que retiraremos la planta de la bandeja y podaremos las raíces, reduciendo su volumen aproximadamente en un 40%. El sustrato nuevo que añadiremos será suficiente para que las raíces no se asfixien al quedarse sin espacio disponible. Y, la planta continúe creciendo.

A medida que nuestro esqueje vaya creciendo, es hora de comenzar el guiado de tallo principal y ramas. Es más fácil hacer un guiado en ramas verdes que en tallos leñosos. Para ello emplea desde un alambre grueso enrollado en espiral a lo largo del tallo, de modo que al doblar el alambre lo haga el tallo en su interior. Para las ramas al ser muy flexibles, puedes usar alambre fino o un cordel con algún peso. Como tuercas o arandelas de metal. Conviene hacer un guiado de las ramas hacia todas direcciones, aunque sobre cual es la estructura deseada, el propio cultivador es quien decidirá. Si no nos gusta como está quedando, es sencillo guiar a la planta a su estado original y volver a empezar.

Las podas son muy importantes

Las podas son junto con el guiado, algo esencial y una tarea muy rutinaria. No hagas podas muy drásticas, es mejor podar un par de ramas a la semana, que una gran poda mensual. Deja al menos 3-4 nudos de cada rama antes de hacerle una poda apical. También es interesante eliminar una rama si hay otra que se encuentra a la misma altura, o las que oculten el tallo central. Tampoco dejes ramas gruesas en las zonas superiores que las inferiores. Poco a poco comprobarás que debido al espacio limitado para las raíces, los guiados y las podas, el esqueje va tomando forma y sus hojas son cada vez más pequeñas, adaptándose tanto a la bandeja como a nuestro modelaje

Los abonos deben ser ligeros, es preferible quedarse cortos en las dosis que pasarse. Si vemos que nuestra planta amarillea ligeramente, en el siguiente riego subiremos un poco la dosis de abono y rápidamente recuperará su verdor. Un exceso de nutrientes causará quemaduras no recuperables en las hojas, lo que afeará nuestro bonsai. Éste puede durar todo el tiempo que nosotros queramos, pueden ser meses o incluso años. El mejor final que puede tener, es obligarlo a florecer, sea en interior o en exterior cuando el fotoperíodo exterior sea el adecuado. Pocas plantas igualan en belleza a una planta de cannabis enana con unos pequeños pero resinosos cogollos.

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