El secado del cannabis es uno de los pasos previos para su posterior consumo. En anteriores post ya hablamos sobre la cosecha, hoy te contaremos las claves para secar la hierba de la mejor manera posible. Entendemos por secado al proceso donde los cogollos de cannabis lentamente pierden su humedad.
Antes de cosechar, debemos tener completamente planificado y acondicionado el lugar seleccionado para secar los cogollos. No será la primera vez que nos hacen preguntas como la de “ahora que he cortado las flores, ¿dónde las seco?”. En el cultivo de cannabis siempre hay que prevenir todo.
El secadero debe cumplir unas características básicas. El gran enemigo del THC es la luz, así que el lugar que seleccionemos debe ser un sitio oscuro. Puede ser una habitación, armario, trastero, sótano… pero siempre debemos asegurarnos que la luz que pueda entrar sea mínima o nula.
También la humedad es un gran enemigo. Ésto además de hacer que se prolongue la duración del secado, hace que el riesgo de que hongos como la botrytis afecten a los cogollos sea muy alto. Además si la humedad ambiente es alta, la hierba nunca llegará a secarse completamente.
Y ni que decir tiene que la limpieza es siempre importante, nuestro secadero debe estar limpio y libre de polvo o suciedad. Lo que menos quiere cualquier consumidor son unos cogollos llenos de porquería que terminen en nuestros pulmones.
Así que debemos considerar ésto a la hora de escoger el mejor lugar para el secado. Como ya hemos dicho, debe ser un sitio oscuro, además de ventilado. limpio y seco. Pero tampoco que sea excesivamente ventilado, basta con que corra una ligera brisa, o al menos una vez al día poder ventilarlo y renovar el aire interior.
Lo más cómodo para secar los cogollos, es lo que llamamos el “método tradicional choricero”, es decir colgar las ramas enteras boca abajo en una cuerda. También se puede usar una malla de secado, donde podemos secar los cogollos individuales en horizontal, pero cuanto menos manipulemos los cogollos, menos resina le quitaremos.
Un buen secado dura aproximademante de 15 a 30 días. No nos interesa ni un secado muy rápido ni un secado muy lento. Cada día, tocaremos muy ligeramente los cogollos, comprobando su textura exterior. Cuando tengan una textura crujiente, significará que el secado puede estar llegan a su fin, pero aún debemos tener paciencia.
Existe una regla para saber cuando lo cogollos están secos. Cuando al intentar doblar alguno de los pequeños tallos de un cogollo y éste se parte con un crujido en lugar de doblarse, podremos decir que la hierba ya está seca.
En este punto ya podríamos consumir los cogollos, pero todavía queda un último paso del que hablaremos en nuestro siguiente post, que es el curado. Durante el curado, la hierba gana en sabor, aromas y potencia, por lo que vale la pena esperar un poco más. Nuestras gargantas lo agradecerán.
