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Marihuana en Alemania

23 November, 2014, 21:00 PM
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La República Federal de Alemania es el estado miembro de la UE más poblado, con más de ochenta millones de habitantes. Al igual que ocurre en otros países de Europa Central, Alemania tiene una larga historia de uso del cannabis. Hoy en día, el cannabis se utiliza ampliamente y se encuentra fácilmente disponible en la mayoría de las ciudades, aunque su cultivo, venta y consumo siguen siendo ilegales.

Historia de la marihuana en Alemania

Parece que el cannabis ha estado presente en Alemania durante un período considerable de tiempo, tal vez incluso desde los tiempos pre germánicos. En las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en Eisenberg, Turingia (Alemania Central), se han encontrado semillas de marihuana en casas cueva que posiblemente datan de, por lo menos, hace 7.500 años, durante el período conocido como Cerámico Cardial. Se encontraron posteriormente restos de semillas de cannabis en lo que parece ser una urna funeraria que data de hace unos 2.500 años, en Wilmersdorf, que ahora forma parte de Berlín, pero antiguamente era un pueblo independiente. También se han descubierto sepulturas que contenían semillas y flores de cannabis, y que datan del mismo período, en el sur de Alemania.

A través de los siglos, el cultivo y consumo de cannabis se convirtió en parte integral de las vidas de muchos alemanes de las zonas rurales, sin duda con el fin de obtener fibra y semillas inicialmente. Ya en el siglo XII, hay pruebas de que ocupaba un lugar importante en las primeras farmacopeas alemanas. En torno al 1150 EC, la abadesa benedictina Hildegard von Bingen escribió ampliamente mente sobre las propiedades medicinales del cannabis en Physica, su importante tratado de nueve tomos, donde describe las propiedades de cientos de plantas, animales y minerales. Hildegard escribió que el cannabis “reduce los jugos perjudiciales y refuerza los fuertes”, y que podría tanto mejorar como exacerbar el dolor de cabeza, dependiendo de si el usuario tenía una mente “completa” o “vacía”.

Es interesante observar que aunque la Iglesia Católica ha mantenido una postura en contra del cannabis a lo largo de gran parte de la historia, Hildegard era una autoridad respetada en asuntos medicinales y, al parecer, sus enseñanzas no fueron consideradas blasfemas por la Iglesia. De hecho, la abadesa fue también muy conocida como visionaria (la Sibila del Rin es otro de sus títulos honoríficos), y en 1148 recibió la aprobación papal para reivindicar que sus visiones le llegaban a través del Espíritu Santo. Sin embargo, no fue hasta siglos más tarde, con el auge de la Inquisición española, que los curanderos y herbolarios tradicionales comenzaron a ser retratados como herejes y brujas.

La marihuana como medicina en la Alemania Medieval

En el siglo XV, el uso de cannabis en la farmacopea alemana estaba firmemente establecido, y hay abundantes referencias a él en la literatura de la época. A pesar de la amenaza invasora de la Inquisición, que utilizó la Bula Papal Summis desiderantes affectibus de 1484 como pauta y justificación para acabar con la herboristería tradicional, las universidades de la época medieval en Alemania, Suiza e Italia en particular, realizaron grandes esfuerzos para conservar las tradiciones de la región.

El aceite de semillas de cannabis se utilizaba ampliamente en la medicina en aquel momento, para el tratamiento de la inflamación, la gonorrea, las infestaciones parasitarias, la tos y la ictericia. Entre los textos importantes de la época que hacen mención al cannabis como medicamento, se incluyen Das Neunte Buch in der Arznei (El Libro Noveno de Medicina) de Paracelso (1493-1541); Kreuterbuch de Hieronymus Bock (1539); New Kreuterbuch de Leonard Fuchs (1543) y Neuwe Kreuterbuch de Tabernaemontanus (1588). Los usos del cannabis en la medicina evolucionaron a lo largo de este período, y en 1776-1789, Johann Andreae Murray publicó la primera enciclopedia de productos farmacéuticos dedicando varias páginas a la descripción del cannabis y sus múltiples usos.

En el siglo XVI, los europeos habían comenzado a hacer expediciones comerciales regulares a África y Asia, donde se encontraron con variedades de cannabis de mayor potencia. Este “cáñamo indio” fue traído de vuelta a Europa y se incorporó a la práctica médica, a pesar de que su uso no se estableció hasta mediados del siglo XIX.

Además de en la medicina, el cannabis se utilizaba para otros fines en la sociedad alemana medieval. Continuó siendo una fuente de fibra y de alimentos, se siguió usando en los rituales y, posiblemente, incluso con fines recreativos hasta principios del siglo XX, cuando la tendencia mundial hacia la prohibición comenzó a afianzarse.

El consumo de marihuana en Alemania actualmente

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En head shops como esta, se venden una amplia gama de parafernalia, incluyendo bongs, pipas de agua y papelillos (© Great Beyond)

Hasta hace poco, parecía que Alemania estaba siguiendo un camino hacia la tolerancia que rivalizaría incluso el de los Países Bajos, pero en los últimos años se ha intensificado el uso de tácticas, tales como los test de sudor en carretera y los perros rastreadores, y sus políticas son, hoy en día, relativamente duras. Las políticas también varían según la región. Las ciudades del norte, como Berlín y Hamburgo mantienen una actitud bastante relajada y el consumo de cannabis es generalmente tolerado, mientras que las regiones situadas más al sur tienden hacia políticas más restrictivas.

En general, se producen muy pocos juicios por simple consumo de cannabis, y rara vez dan lugar a penas privativas de libertad. El consumo de cannabis es relativamente frecuente, unos tres millones de alemanes son consumidores regulares. También hay una comunidad cannábica activa y una cultura próspera de festivales y marchas en apoyo del consumo y de la legalización del cannabis, como la famosa Hanfparade (Marcha a favor del Cannabis) que se celebra en Berlín cada mes de agosto.

Alemania comparte fronteras con los Países Bajos, Austria, Bélgica, Suiza, República Checa, Polonia y Dinamarca. Todos estos países poseen leyes y políticas relativas a la posesión de cannabis tolerantes y progresistas, en general. Como resultado, es casi inevitable que Alemania se beneficie de estas políticas. Debido al movimiento sin restricciones de personas y mercancías en todo la zona euro, es imposible detener el tráfico activo de cannabis que se produce en toda la región, y en la actualidad, generalmente se acepta que los esfuerzos para frenar la industria ilegal mediante la criminalización de los consumidores no son efectivos.

El cultivo de marihuana en Alemania

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Una planta de cannabis sana exhibida en una Hanfparade en Berlín (© ][/][ )

Alemania ha cultivado cáñamo durante miles de años, y continuó haciéndolo durante gran parte del siglo XX. El cultivo de cáñamo únicamente se prohibió en 1982, y la prohibición se mantuvo durante tan sólo catorce años. En 1996, el gobierno alemán levantó la prohibición en respuesta a la intensificación de las protestas de los aficionados al cáñamo, los científicos y los aspirantes a agricultores. En 1996, se cultivaron unas 3.500 hectáreas, incluyendo 750 hectáreas por parte de la empresa holandesa HempFlax. A día de hoy, se ha comunicado que desde 2011, el cultivo de cáñamo en Alemania prácticamente ha cesado, ya que la fuerte competencia por la tierra de los cultivos bioenergéticos subvencionados ha obligado a los productores a trasladarse.

Die Lustige Hanffibel (“La Divertida Biblia del Cáñamo” de 1943) es una descripción cómica, e interesante, de los usos tradicionales del cannabis en Alemania, junto con instrucciones sobre cómo y cuándo plantar la cosecha para obtener los mejores resultados. En aquel momento, el cultivo del cáñamo estaba recuperando fuerzas como parte de los esfuerzos de guerra. El manual fue publicado por la Nourishment Authority del Reich alemán.

A partir de julio de 2014, el cultivo de variedades de alto contenido en cannabinoides para el uso medicinal está permitido para ciertos individuos que sufren de dolor crónico, debido al fallo de un tribunal alemán en relación con cinco individuos gravemente enfermos quienes habían solicitado (y se les había denegado) el permiso para cultivar cannabis con fines terapéuticos del Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios. El grupo llevó la denuncia a los tribunales. A tres miembros se les concedió permiso para cultivar pequeñas cantidades en casa. Dos no lo consiguieron: uno porque el juez consideró que no podía evitarse el posible acceso por parte de terceros, y el otro porque se determinó que no se habían agotado todas las opciones de tratamiento.

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Hay un movimiento de legalización activo en Alemania, pero sólo el 29% de la población quiere que se legalice

El movimiento a favor de permitir el cultivo de cannabis en Alemania es pujante. En junio de 2013, un grupo que se autodenomina “A Few Autonomous Flower Children” esparció varios kilos de semillas de cannabis por toda la ciudad universitaria de Gotinga, en la Baja Sajonia. Desde entonces, cientos de plantas de cannabis han ido apareciendo por toda la ciudad, y la policía está luchando para mantenerse al día con la tarea de eliminarlas. Aquí se puede encontrar una galería de fotos de las plantas que se han visto en Gotinga desde que la protesta comenzó.

El cultivo de cannabis está muy extendido en Alemania, a pesar de que sigue siendo ilegal, excepto en circunstancias muy limitadas. En 2011, 1.804 casos de cultivo fueron detectados por la policía. En 2010, la cifra fue de 1.517. El tamaño medio de la cosecha también aumentó, con 133.650 plantas incautadas en 2011, en comparación con las 101.549 plantas en 2010. Esto nos da una media de 74 plantas por cultivo en 2011, en comparación con 67 en 2010. El número de “pequeños” cultivos personales también se duplicó ese mismo año, lo que supuso que los grandes cultivos comerciales fueron muchos menos, pero mucho más importantes en tamaño.

Legislación, arrestos y condenas relativas a la marihuana en Alemania

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La Hanfparade es una marcha anual a favor de la legalización del cannabis, que suele tener una gran afluencia de público (© Marco Fieber)

Hasta mediados de la década de 1990, el cannabis era completamente ilegal en todas las formas en Alemania. El 28 de abril de 1994, la Corte Constitucional Federal dictaminó que la posesión de drogas “blandas” en cantidades destinadas al consumo personal ya no sería juzgada. A partir de entonces, la posesión, el consumo, e incluso la venta de pequeñas cantidades de cannabis, en general, ha sido tolerado por las autoridades regionales, aunque el alcance de esta tolerancia varía entre las diferentes regiones.

La ley federal alemana afirma que los individuos en posesión de “pequeñas cantidades” están exentos de procesamiento, pero deja la definición de lo que constituye una pequeña cantidad en manos de los gobiernos regionales. La cantidad de cannabis considerada “pequeña” por la mayoría de los gobiernos regionales, entre ellos Múnich y Brandemburgo (que rodea Berlín), es de seis gramos. La propia ciudad de Berlín permite la posesión de un máximo de quince gramos. En la región del norte de Schleswig-Holstein, la cantidad permitida es, normalmente, de hasta treinta gramos, mientras que en Turingia, en el centro-este de Alemania, la posesión de pequeñas cantidades puede ser causa de arrestos.

A pesar de estas políticas, por lo general, leves, los arrestos de individuos en posesión de cantidades superiores a los límites son habituales, incluso cuando no hay intención probada de vender. En 2011, se registraron 236.478 delitos de drogas, con alrededor de 170.297 delitos de posesión y unos 50.000 delitos de venta y tráfico. Para los delitos que pueden ser procesados por la ley, como el cultivo a pequeña escala y la venta, o la posesión que supere los límites personales, el castigo puede ir desde multas y penas de prisión cortas hasta un máximo de cinco años de prisión. En general, estas sentencias largas se reservan para los delitos de venta y tráfico más graves. Tales casos también pueden llevar a un mínimo obligatorio de uno o dos años de prisión, dependiendo de la gravedad.

La legalización de la marihuana en Alemania

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En Alemania, el consumo de cannabis se ha generalizado y es aceptado a nivel social generalmente (© Mediaparker)

El actual gobierno alemán, liderado por la Democracia Cristiana (CDU), en general se opone a la legalización del cannabis, y quiere reforzar las leyes existentes contra su uso y venta. Sin embargo, existe un amplio apoyo a la legalización del cannabis por parte de diferentes expertos, entre los que se incluyen científicos, políticos y policías, que argumentan que las sanciones más severas no consiguen que disminuyan ni la posesión ni el consumo de cannabis, ni de otras drogas ilícitas.

Algunos políticos han pedido que la prohibición del cannabis se levante de una vez por todas, incluyendo el incondicional Partido Verde Hans-Christian Ströbele. En Berlín, el hogar de miles de consumidores de cannabis regulares (y de la famosa Hanfparade), el sentimiento a favor del cannabis siempre ha sido fuerte, y varios políticos han pedido que se abrieron en la ciudad cafés de cannabis al estilo holandés, incluyendo la alcaldesa del distrito Monika Hermann. Sin embargo, este plan fue rechazado por el Senado de Berlín, con la feroz oposición del senador de Sanidad por Berlín Mario Czaja, del partido de centro-derecha CDU.

A pesar del amplio apoyo popular al cannabis entre la población en general, la legalización pura y simple sorprendentemente tiene el apoyo de pocos alemanes, al menos según una encuesta realizada en enero de 2014. De acuerdo con la encuesta, sólo el 29% de las personas que participaron en el sondeo estaban a favor de la legalización pura y simple del cannabis, mientras que el 65% manifestaron su rechazo a cualquier relajación adicional de la legislación vigente. El 6% restante no tenía ninguna opinión al respecto.

Comprar y consumir marihuana en Alemania

La marihuana y el hachís están ampliamente disponibles en la mayoría de las ciudades alemanas, siendo el hachís procedente de Marruecos, India y Afganistán el que se encuentra disponible más frecuentemente. Durante la última década, ha aumentado la disponibilidad de la marihuana. La mayor parte proviene de los Países Bajos o Suiza, pero cada vez se produce en el país una proporción mayor.

Algunos coffeshops y head shops clandestinos venden cannabis discretamente bajo el mostrador en algunas ciudades, pero puede resultar difícil encontrarlos si no eres local. Como en cualquier país, la mejor apuesta, y la más segura, es encontrar un local de fiar para conseguir cannabis, pero también hay numerosos vendedores en ciertas calles, o parques, de la ciudad que en general parecen ser bastante fiables, al menos en lo que se refiere a no terminar demasiado “timado”.

En Frankfurt, la estación de Konstablerwache es un lugar muy conocido por ser frecuentado por vendedores de hachís, y las informaciones varían en cuanto a las calidades y los precios que se ofrecen. Siempre es aconsejable comprobar, por lo menos, el aspecto y el aroma de cualquier compra realizada en la calle, y los traficantes callejeros más razonables lo permitirán. En Berlín, los parques de la ciudad Volkspark Hasenheide y Görlitzer Park son muy conocidos porque en ambos lugares puedes adquirir y fumar cannabis. En verano, los grupos de jóvenes rodeados de nubes blancas de humo son una imagen frecuente.

Desde la crisis financiera mundial de 2008, los precios del cannabis en Alemania han aumentado significativamente. En 2007, el precio por gramo oscilaba entre 5-7 € para el consumidor final. Ahora, son más comunes los precios que van de 7 a 10 €, e incluso algunos pueden llegar hasta 12 €. Una vez más, es preferible asegurarse un proveedor local de fiar a comprar a un vendedor callejero en términos de precio.

Por Seshata  Fuente Sensi Seeds

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